Barcelona
Cáritas no deja tirado a nadie
El presidente del Gobierno aseguró ayer en el Congreso que nunca antes habían gozado los españoles de tan alto bienestar como en los últimos seis años, es decir, desde que él gobierna. Es probable que Zapatero se apoye en estadísticas, magnitudes económicas y extrapolaciones contables libres de toda sospecha para sostener una visión así de optimista pese a la situación de millones de familias y jóvenes, amén de los casi cinco millones de parados. Desde luego, ese idílico paisaje de bienestar dista mucho del que pintó ayer Cáritas en su informe anual relativo a 2009. Y tampoco se compadece con la encuesta del Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre los presupuestos de las familias. Aunque algunos de los datos divulgados ayer por la entidad social de la Iglesia ya eran conocidos, no dejan de sorprender por su contundencia y expresividad. Frente a ellos, los enjuagues de las estadísticas oficiales aparecen como una obscenidad y una burla a los más necesitados. Cáritas tiene la más exacta radiografía de la pobreza en España y contra ella no caben maniobras de distracción. Así, sabemos sin lugar a equívoco que los españoles atendidos en los despachos parroquiales fueron 800.000, el doble que en 2007, lo que quiere decir que la curva ascendente de españoles en graves apuros no ha hecho más que empezar. Ratifica esta tendencia la encuesta del INE al cuantificar en un 3,3% la caída media del consumo familiar, porcentaje que sube mucho en los capítulos de primera necesidad, como alimentación y vestido. Detrás de estos números se esconde una historia de héroes y villanos, de conductas ejemplares y de actitudes repudiables. Los primeros son los propios miembros de Cáritas y de la Iglesia, que lejos de recortar medios y esfuerzos, como hacen las Administraciones, los multiplican. No sin razón, han aumentado las donaciones y el número de voluntarios que trabajan con Cáritas. Es la respuesta solidaria de esa tupida red que, en torno a la Iglesia, forman personas de toda condición, sobre todo de nivel medio y medio bajo. El hecho de que en 2009 se hubieran recaudado 13 millones de euros más, procedentes en gran medida de donaciones de entre 10 y 15 euros, demuestra quiénes son los auténticos héroes de hoy. En el lado opuesto, entre los que se escabullen a la hora de la verdad, están muchas administraciones locales y autonómicas, que no dudan en desviar a Cáritas a los miles de vecinos y ciudadanos que acuden a ellas en petición de ayuda. Lo más indignante, sin embargo, es la actitud de esos alcaldes y gobernantes autonómicos que no desaprovechan ocasión alguna para difamar a la Iglesia e insultar a sus miembros, pero que cuando tienen un apuro acuden a Cáritas a que les salve la cara ante sus ciudadanos empobrecidos. Son los mismos que estos días están armando baterías contra la cercana visita del Papa a Santiago y Barcelona con el argumento de que supone un escandaloso dispendio económico. Deberían saber estos militantes anticlericales que, gracias a esta visita papal, Cáritas podrá llenar un poco más su magra bolsa solidaria con la que atiende a casi un millón de personas empobrecidas precisamente por las políticas de izquierda. Porque Cáritas nunca deja tirado a nadie.
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