Barcelona
«He aprendido que la JMJ es fraternidad»
BARCELONA– María Dolores llegó a Cataluña hace 14 años. Natural de Ecuador, se enteró por su congregación que hacían falta voluntarios en Barcelona y decidió embarcarse en una nueva aventura. Desde hace 7 años es enfermera y asiste en una residencia geriátrica de la ciudad.
Religiosa Hospitalaria de la Santa Cruz, afirma ser «muy feliz» con su dedicación. «el servicio es generoso, alegre y gratificante», apunta. Tal es su entrega a su congregación y al vivir en comunidad que «si no voy a una de las reuniones, las echo de menos, como si me faltase algo».
María Dolores no ha asistido a ninguna Jornada Mundial de Juventud y, el pasado mes de noviembre, cuando el Papa visitó Barcelona, pudo verlo «por las pantallas exteriores a la Sagrada Familia y un segudo en el Papa móvil». Por eso está especialmente nerviosa por si ha sido elegida para participar en la audiencia que Su Santidad tendrá con religiosas jóvenes en la capital española. «Hoy he rellenado el formulario, si lo consigo, sé que será un regalo maravilloso del cielo», indica esperanzada.
Antes de llegar a Madrid, María Dolores será una de las voluntarias en la acogida de 600 jóvenes de la diócesis de París en la archidiócesis de Barcelona. «Ha sido la primera vez que trabajaba así, pero he aprendido que la JMJ es un camino de fe, fraternidad y solidaridad».
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