Sevilla

Ganaron todos como siempre

Los candidatos invitados por Giralda TV a debatir sus objetivos electorales se erigieron ayer en ganadores de un enfrentamiento en el que los discursos suplantaron a la discusión política.

La Razón
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No puede haber tres vencedores, pero Juan Ignacio Zoido por el Partido Popular, Juan Espadas por el PSOE y Antonio Rodrigo Torrijos por Izquierda Unida reaccionaron ayer casi igual que la noche anterior en el plató de la televisión municipal: «gustándose» y aplazando a la próxima vez el verdadero análisis de sus propuestas y la contestación a las preguntas sin respuesta.

Esto es lo que exige el alcaldable popular. Zoido recordó que «Torrijos participó en que nos expulsaran de los consejos de administración de Emasesa y Mercasevilla» y lamentó que Espadas tampoco aclarara «si la oposición estará representada en las empresas municipales». En su opinión, este debate sirvió para que los sevillanos vieran «a dos formaciones políticas que están juntas aunque se presenten a las elecciones por separado, y a otra que aporta soluciones de futuro, que es el PP».

Juan Espadas parece coincidir con Zoido en esta sentencia, al menos en la parte que se refiere a la simbiosis socialista-comunista. Ayer volvió a insistir en que el debate reflejó «dos modelos y esquemas diferentes» en todos los aspectos, desde la movilidad a las políticas sociales o la participación ciudadana en los distritos. Ni siquiera se percató de que Torrijos pueda representar una tercera opción, y sólo resaltó de su intervención televisiva el «respeto» que impregnó todo el encuentro.

Espadas cree que habrá tiempo y formatos más oportunos para confrontar propuestas. En eso coincidió –otra vez– con Torrijos, que cuestionó abiertamente la «excesiva rigidez» de un debate acordado entre los propios representantes políticos. Por lo demás, IU coronó a su candidato como el «referente político de primera magnitud para la izquierda» gracias a la «brillantez» exhibida al priorizar la lucha contra la crisis y la derecha y la ayuda a los más desfavorecidos. O sea, que continúa en su propio mundo.