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El mundo de ayer
El 22 de febrero de 1942 se hallaron en Petrópolis (Brasil) los cadáveres de Stefan Zweig y Charlotte, su mujer. El escritor no soportó la presión de Hitler
En apariencia, a inicios de 1942, Hitler había decidido la Segunda Guerra Mundial a su favor. Los británicos se retiraban en todos los frentes al igual que los soviéticos. Por lo que se refería a los norteamericanos, era impensable que pudieran intervenir en el frente europeo cuando no pasaban de cosechar derrotas a manos de Japón. Ante un futuro tan tenebroso, Stefan Zweig decidió quitarse la vida al lado de su esposa. Como declaración de principios, dejó escrito: «Creo que es mejor finalizar en un buen momento y de pie una vida en la cual la labor intelectual significó el gozo más puro y la libertad personal el bien más preciado sobre la Tierra».
Moría así el autor más traducido de su época. Procedente de una familia judía tan asimilada que el propio Zweig la definió como «judíos por accidente», el escritor se sintió totalmente identificado con un mundo, el anterior a la Primera Guerra Mundial, que se había caracterizado por la tolerancia política, el progreso social, el desarrollo económico y la pujanza cultural. El trauma que significó la Gran Guerra marcó decisivamente la obra de Zweig, que buscó en el período entre guerras estrechar lazos con personajes como Romain Rolland que creían en una alianza intelectual internacional que impidiera un nuevo estallido bélico.
A la creencia en el éxito de semejante empresa contribuyó no poco la extraordinaria acogida de que fueron objeto sus obras. Sus novelas se traducían a todos los idiomas mientras que sus biografías se convertían en paradigmas de la fusión del rigor histórico con la maestría literaria. A decir verdad, su «Fouché» no ha sido superado y casi podría decirse lo mismo de su «María Antonieta», que inspiró una película de Hollywood. En cuanto a sus «Momentos estelares de la Humanidad», continúa siendo un clásico. Las luces de aquella época comenzaron a ensombrecerse con la llegada de Hitler al poder. En 1936, los nazis prohibieron los libros de Zweig por un doble motivo, su pacifismo y su origen judío. En 1939, se casó por segunda vez, ahora con Charlotte Elisabeth Altmann, y se trasladó a París.
No permaneció mucho tiempo en la capital francesa. Exiliado a Inglaterra, obtuvo allí la nacionalidad británica, pero no tardó en abandonar el continente europeo para viajar por América dando conferencias. En 1941, tras publicar una de sus mejores obras literarias, la «Novela de ajedrez», se estableció en Brasil. Debía de creer en la posibilidad de reiniciar allí su vida porque le dedicó el ensayo titulado «La tierra del futuro». Sin embargo, la caída de Singapur lo sumió en la depresión y le llevó a quitarse la vida. Póstumamente, se publicaría su obra más emblemática, «El mundo de ayer». El suicidio impidió que Stefan Zweig conociera un mundo del mañana en el que Hitler sería derrotado.
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