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Gabriel Ginebra: «No somos tan chapuceros como decimos» por Amilibia

Profesión: doctor en Organización de Empresas, profesor de Habilidades Directivas. Nació: en 1962, en Barcelona.Por qué está aquí: por su libro «El japonés que estrelló el tren para ganar tiempo» (Conecta).

Gabriel Ginebra: «No somos tan chapuceros como decimos»; por Amilibia
Gabriel Ginebra: «No somos tan chapuceros como decimos»; por Amilibialarazon

–«El japonés que estrelló el tren para ganar tiempo». ¿Es lo que está haciendo Artur Mas?
–Es prudente, calculador, y tiene miedo a descarrilar. No estrellará el tren.
–Un libro sobre la incompetencia. ¿Dónde ve más?
–En la política. En el mundo de las empresas está más oculta.
–Subtítulo: «¿Por qué nos volvemos incompetentes?». Pues eso, ¿por qué?
–Por querer hacerlo todo demasiado bien y deprisa.
–¿Y cómo se vuelve a ser competente?
–Planteándose mejoras muy pequeñas. Poco a poco.
–Se ha dicho siempre que este país es el reino de la chapuza...
–No somos tan chapuceros como decimos.
–Dice Leopoldo Abadía que usted desnuda con inteligencia las miserias de nuestras empresas. ¿Cómo las ve completamente desnudas?
–Hay músculos por desarrollar, sobra grasa. Pocos hacen y muchos miran.
–¿De dónde viene nuestra incompetencia ancestral?
–Del «que inventen ellos» o «que el Gobierno lo solucione». De la apatía.
–¿Podemos decir que España es especialmente incompetente?
–No, pero no se puede hacer cargo de sí misma. Por la deuda, funcionamos con criterios ajenos. Las medidas nos vienen impuestas de fuera.
–No es realista que todos aspiremos a ser número uno, escribe.
–La excelencia extrema nos lleva a la dictadura, al despotismo. Ahí está el ejemplo de la ex entrenadora de natación sincronizada Anna Tarrés. Yo prefiero ser número cuatro o cinco y vivir tranquilo.
–Vivir en la excelencia es vivir en el error, proclama.
–La excelencia mantenida mucho tiempo acaba rompiendo y corrompiendo a los excelentes.
–Dicen los empresarios que hay que trabajar más y ganar menos...
–Nos engañan. Hay que trabajar menos y ganar lo mismo. Trabajar menos horas para que haya trabajo para todos y hacer pocas cosas, pero mejor.
–Asegura que no le interesan los triunfadores...
–El discurso del triunfo daña sobre todo a los jóvenes: les crea ansiedad, quieren llegar a todo demasiado pronto.
–«Todo es tan urgente que la palabra ‘‘urgente'' ha perdido significado» (Gabriel Ginebra).