España
Un cubo de fregona con el agua limpia separada de la sucia
Diseñan una patente que permite ahorrar agua y detergente de una forma sencilla y práctica sólo con añadir un cubito al recipiente «de siempre»
Los suelos se pueden fregar de diversas formas, incluso eficientemente. Es decir, obteniendo los mismos resultados de calidad con menos recursos. En este caso agua y detergentes. Ésa es la opción que ofrece un cubo de fregona, fabricado por la empresa Ecofrego, que tiene un cubilete para el agua sucia separado del cubo grande, donde está la limpia, y dos escurridores, de forma que no se mezclan. «El agua sucia se escurre en un depósito, que es un cubito más pequeño independiente del otro recipiente pero acoplado a él, de forma que no caiga sobre la limpia, y que se puede vaciar a medida que se va llenando», explica Carlos Rivadulla, padre de la idea que, junto a su hermano Juan, ha desarrollado y puesto en el mercado.«Así –prosigue–, se logra algo tan simple como que la suciedad que lleva la fregona tras pasarla por el suelo no ensucie el agua que está en el cubo grande. Por tanto, no es necesario ni cambiar el agua del cubo ni añadir más detergente». No es fácil hacer cálculos muy precisos, pero «incluso en su uso más elemental, un hogar normal puede ahorrar la mitad del agua que emplea cada año en fregar el suelo. Y, lo que es muy importante, obteniendo mejores resultados». Esto lo constató con un análisis de laboratorio, donde analizaron el agua de otro cubo y la del Ecofrego, «tras limpiar dos rellanos iguales de una escalera: en la del otro cubo había el doble de residuos que en la del Ecofrego», dice Rivadulla.La idea es simple, pero supone un avance desde que otro español inventara el cubo con escurridor, «allá por 1964, todo un hito», que nadie había vuelto a revisar. A Rivadulla la idea se le ocurrió, hace años, «en la mili. Cuando fregaba suelos, si quería que quedaran bien, cada 20 metros cuadrados tenía que cambiar el agua, y pensé que lo suyo sería un cubo con dos espacios separados». En 2007 comenzaron el proceso, realizado íntegramente en España. «El desarrollo del diseño del cubo y la realización del molde para luego inyectar el plástico fue lo más complicado», recuerda. En dos años han acudido a todos los expertos necesarios. InversiónLos hermanos Rivadulla son un ejemplo de jóvenes emprendedores: Carlos, 36 años, abogado especializado en patentes y en ejercicio en un bufete, y Juan, 34 años, economista y con un máster en Dirección de Empresas, que ha pasado por grandes compañías, han invertido en su proyecto 180.000 euros, un presupuesto que ha salido de sus bolsillos, de préstamos familiares y de créditos.Su primera producción, 15.000 cubos, llegó al mercado a principios de este año y se encuentra en ferreterías y en una gran superficie. «Nos estamos haciendo un nombre en este sector, algo en lo que seguramente ha influido el premio Adi-FAD, uno de los más prestigiosos del diseño industrial», afirma. Su siguiente objetivo es comercializar una línea de detergentes con etiqueta ecológica europea. Llegará al mercado a principio de verano.
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