Grecia
Un presidente desdibujado
El momento bajada de escalinata de Rubalcaba junto a Zapatero fue incómodo. Pero más aún en el que el «respetable» gritó «presidente, presidente» y todo el mundo sabía que no era por el actual inquilino de La Moncloa.
MADRID- Es lo que tiene la bicefalia que se consumó ayer con la proclamación, pero sobre todo es lo que tiene la política. La velocidad con la que a uno le encumbran es la misma con la que le apartan. Eso le pasó ayer a un Zapatero, que parecía estar de prestado en un acto a mayor gloria de su todavía número dos en el Gobierno y en el que no tuvo el más mínimo protagonismo. Él estaba especialmente relajado y satisfecho con el resultado de la jornada, pero había en su mirada cierta incomodidad. Por eso el candidato tuvo entre sus primeras palabras un reconocimiento para él y para Felipe González, el gran ausente de la mañana: «Ambos han dado la cara por España. Les he visto dejarse la piel y sacar la cabeza mientras otros pretendían sacar ventaja». Pero fue el momento en que Rubalcaba resumió la actitud de Zapatero aquél fatídico 9 de mayo de 2010 el más emotivo para el presidente: «Jamás me habló de votos, ni de su futuro político, ni del PSOE. Sólo me dijo: no nos puede pasar lo que a Grecia. Gracias por todo, José Luis». El auditorio entero se puso en pie, pero en la sala se había proyectado ya la figura de un presidente desdibujado. Y eso que ambos se han conjurado para desafiar a la temida bicefalia y hacer posible la cohabitación entre el candidato y el secretario general del PSOE.
Hay quien duda que Zapatero pueda seguir al frente del partido un año más, máxime ahora que Rubalcaba ya es el candidato oficial y desembarcará en Ferraz. De momento, no se atisba en el horizonte ningún congreso. Para los agoreros, en Ferraz avisan: «ni Zapatero es Almunia ni Rubalcaba, Borrell».
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