Actualidad

Las sorpresas que esconden las nóminas de febrero

Las sorpresas que esconden las nóminas de febrero
Las sorpresas que esconden las nóminas de febrerolarazon

MADRID– Una decisión «dura y dolorosa», pero «absolutamente imprescindible» para reducir el abultado déficit público. Así calificó el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, la subida del IRPF anunciada en diciembre, la primera de calado de las aprobadas por el Ejecutivo desde que tomara posesión. Empezando por la de este mes, y hasta diciembre de 2013, las nóminas de todos los trabajadores españoles mermarán en diferente cuantía como consecuencia del aumento del gravamen con el que se prevé un aumento de la recaudación de 4.111 millones de euros.

El Gobierno pretendía que el aumento se hiciese efectivo en la primera nómina del año, pero a las empresas les ha resultado imposible implementar a tiempo la medida, por lo que el incremento correspondiente al pasado mes se prorrateará en las pagas del resto del año.

El gravamen, sobre el papel, es de tipo progresivo. Lo notarán sobre todo los que cobran a partir de los 1.561 euros mensuales, que notarán una reducción de unos 12 euros al mes, 144 anuales.

Las rentas menores de 14.000 euros no se verán afectadas. Las de 17.707 euros verán aumentada su retención un 0,75%, mientras que para los que ganan más de 300.000 euros será de un 7%. Así, por ejemplo, un asalariado sin hijos con un sueldo bruto anual de 30.000 euros percibirá 20,74 euros menos al mes –si se fracciona su salario en doce pagas–, mientras que uno con unos ingresos de 300.000 euros pasará de ganar 14.659,11 euros a percibir 13.534,18 euros, 1.134,92 euros menos. Aquellos que tengan hijos o personas mayores a su cargo tendrán menores gravámenes –ver gráfico–.

Pero a pesar de la citada progresividad, lo cierto es que las clases medias volverán a ser las que hagan un mayor esfuerzo. El 57,7% de lo que se prevé recaudar –2.400 millones de euros– lo aportarán estos trabajadores. En cambio, los que declaren ingresos superiores a los 120.000 euros anuales sólo aportarán 765 millones de euros.

Los que más declaran
¿Habría sido más justo en esta tesitura optar por una subida del IVA? Para Javier Niederleytner, profesor del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB), es posible. «El del IVA es un incremento que no repercute directamente a ojos del cliente. En muchas ocasiones, los propios comercios la asumen y no afecta a los precios», explica. No obstante, entiende que el Gobierno haya optado por el IRPF, para que los que más declaren sean los que más paguen.

José María Mollinedo, secretario general de los Técnicos de Hacienda (Gestha), también considera que la medida va bien encaminada en tanto en cuanto es «mucho más progresiva que la propia tarifa de la renta».

Dado lo complicado que les puede resultar a los contribuyentes calcular su nuevo sueldo, la Agencia Tributaria ha habilitado en su página web (www.aeat.es) un programa de ayuda que los contribuyentes pueden bajarse a su ordenador para calcular con detalle su próxima retención.

La del IRPF no será la única nueva penalización que los trabajadores sufrirán en sus finanzas para combatir el déficit. El Ejecutivo también incrementó los gravámenes sobre el ahorro y las plusvalías. Esta tasa se aplica, por ejemplo, a la venta de acciones bursátiles o a los intereses de una cuenta bancaria. La retención fiscal será del 21%, frente a la del 19% actual, siempre y cuando los rendimientos no superen los 6.000 euros anuales. Si están entre los 6.001 y los 24.000 euros, se deberá pagar a Hacienda cuatro puntos más, un 25%. Y si superan los 24.000 euros, el porcentaje a pagar será del 27%. Con este ajuste, el Estado espera recaudar otros 1.246 millones de euros.

 

Las diferencias regionales se disparan
El tramo estatal del IRPF sube, pero también el de varias comunidades autónomas, aunque este incremento no lo notarán los contribuyentes hasta que hagan la declaración de la renta el próximo año. Entonces quedarán de manifiesto las diferencias entre unas regiones y otras, sobre todo en rentas altas y medias. Así, un empresario o ejecutivo catalán o asturiano con sueldo superior a 600.000 euros puede llegar a pagar cerca de un 60% de sus ingresos –una de las tasas más altas del mundo–, entre 10.000 y 15.000 euros más que un madrileño.