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«El Bigotes»: «No pagué trajes a Camps»
VALENCIA- Tercer día consecutivo de juicio en el que siguen sin vislumbrarse pruebas que puedan acreditar que el ex presidente de la Generalitat, Francisco Camps, y el ex secretario general del PPCV, Ricardo Costa, recibían regalos de la «trama Gürtel».
Los testigos «estrella» de ayer fueron José Luis Peñas, ex concejal de Majadahonda (Madrid), quien destapó la red de empresas que dirigía Francisco Correa y Álvaro Pérez, el hombre de confianza de Correa en Valencia, «El Bigotes».
Este último era el gerente de Orange Market, la empresa valenciana con vinculaciones al resto de sociedades de la red corrupta. Sólo realizó una declaración: «Ni mi empresa ni yo hemos regalado nunca ningún traje a ninguno de los cuatro imputados», en referencia a todos los que inicialmente fueron encausados por el «caso de los trajes», a saber, Camps, Costa, el ex vicepresidente del Gobierno valenciano, Víctor Campos y el ex jefe de Turismo, Rafael Betoret.
«El Bigotes», que prescindió de ellos poco después de que saltara como implicado en esta trama, lucía ayer barba. Otro «look» que a buen seguro cambiará de nuevo ahora que ha vuelto a salir en los medios de comunicación. Sin dirigir ni una sola mirada a Camps ni a Costa, se acogió a su derecho de no declarar, puesto que está imputado en otros dos procedimientos derivados del «caso Gürtel», uno en Madrid y otro en la Comunitat Valenciana, en el que no ha sido aún llamado a declarar, para referirse a la investigación abierta por presunta financiación irregular del PPCV.
Como ocurrió con Correa y Crespo, las partes interpelaron al testigo, pero éste no contestó. Y así, durante casi dos horas, «El Bigotes» escuchó las preguntas del Ministerio Fiscal, la acusación particular y las defensas.
La fiscal Concha Sabadell solicitó la audición de varios documentos sonoros. Algunos de ellos ya se han escuchado en la sala, y hasta el magistrado Juan Climent le recordó que una parte del juicio está reservado para las pruebas documentales sonoras.
Se escucharon varias conversaciones entre Correa y Álvaro Pérez. En ellas hablan de que José Tomas, el sastre, va a tirar de la manta y, aunque afirma que no tendría por qué estar preocupado, «estar relacionado con un político importante siempre te trae problemas», e insistió, en referencia a Camps, que «él es muy legal».
El ex jefe del Gobierno valenciano tuvo ayer un par de importantes satisfacciones judiciales. La primera vino de la mano de Peñas, denunciante de la trama de corrupción, quien reconoció desconocer si las empresas del grupo de Correa regalaron trajes a políticos valencianos.
El más mediático de los testigos grabó durante dos años conversaciones con los cabecillas de «Gürtel». Cien horas en las que sólo en una ocasión aparece Camps, y en las que el nombre de Ricardo Costa ni se menciona.
La segunda alegría vino de la mano de Carmen Hinojosa, abogada de Cortefiel y prima de Eduardo Hinojosa, propietario de Milano y Forever Young, a quien la defensa de Camps logró arrancar un par de contradicciones. La letrada dijo primero desconocer si se habían alterado facturas en su empresa para, minutos más tarde y a preguntas de Boix, admitir que supo, vía e-mail interno, de la existencia de facturas sobre mercancías que no se vendían en Milano. Es decir, que sí pudo haber alteración de documentos que incriminan al ex presidente valenciano. Pero antes de las satisfacciones procesales, Camps tuvo que escuchar las declaraciones de un dolido Víctor Campos. «Para mí esto era un drama y la solución era pagar la multa. Valoré el sufrimiento de mi familia y el mío propio y tomé una decisión».
Se retrasa el sastre, un personaje con excesivas contradicciones
La declaración del ya famoso sastre, José Tomás, se retrasa. Por tanto, habrá que esperar para escuchar las manifestaciones de un personaje repleto de contradicciones y de dudas sobre su comportamiento cuando trabajaba para Forever Young y después. Algunos empleados de los establecimientos relacionados con Tomás aseguraron ayer que detectaron irregularidades en las tiendas en tanto que se hacían facturas falsas en algunas de ellas. Es más, afirmaron que eran facturas manuales con conceptos que no se comercializaban en esos establecimientos y apuntaron que las facturas «manuales o falsas» se diferenciaban de las auténticas en que tenían algunas consonantes dobladas (en vez de Milano Difusión, ponía Milano Diffussión). Asimismo, ha recorrido platós de televisión diciendo que estaba en paro y que el «caso de los trajes» había acabado con él, pero ello no ha sido obstáculo para realizar alguna adquisición importante, a la vez que no tuvo el menor reparo en obtener los listados de clientes de Milano y Forever Young con la previsión de utilizarlos en el negocio que tenía previsto abrir en la calle Ayala de Madrid. Así lo reconoció, hace meses, a preguntas del abogado Grimau, aunque escudándose en que fue Víctor San Felipe quien se las llevó de las tiendas. Demasiadas contradicciones para una persona que ha expresado diferentes versiones sobre los mismos aspectos.
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