Pensiones
Asalto al ciudadano
Lo que hay que hacer es frenar el gasto. No freírnos a impuestos. La clave es crecer.No hay otra. Que no nos cuenten más cuentos, proponiendo con tremendo cinismo una subida de la presión fiscal que pisa la raya de lo confiscatorio. Se atribuye a los impuestos –así me lo parece a mí–, una importancia desproporcionada en lo que se refiere a la distribución de la renta. Esto no ha hecho más que empezar. La situación va a obligar a practicar severos ajustes presupuestarios a todos. Absolutamente a todos. Desde el Gobierno a los ejecutivos regionales y a cualquier familia corriente y moliente. Van a llover planes de reequilibrio económico y financiero. No queda otra. Lo repito: las cosas no se resolverán friendo a la gente a impuestos o proclamando, con la boca pequeña, que no hay que gastar. Gastar hay que gastar. Lo que pasa es que no a troche y moche, sino bien y en lo que importa. Como educar y cuidar de las personas, por poner un ejemplo. La austeridad es imprescindible. Pero reducir el desembolso no quiere decir, para nada, cerrar el grifo y suicidarnos todos. Más tributos es el mejor camino para que la economía decaiga y el empleo retroceda. La experiencia demuestra que nunca se incrementó la prosperidad y la recaudación con la presión fiscal, sino frenando el derroche presupuestario. Las cosas no se arreglarán metiéndole la mano en los bolsillos a los ciudadanos.
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