Merkel y Sarkozy diseñan el regulador económico de la UE

El bulo de que su deuda iba a perder la máxima nota fue atajado de inmediato por las agencias de rating, alguna de las cuales, como S&P, llegó incluso a destacar que Francia ofrece más garantías de pago que EE UU.

A lo que nadie pudo replicar es a lo que se conoció el viernes, a la tozuda realidad de los datos. El crecimiento de la segunda economía de la UE se estancó en el segundo trimestre del año de forma inesperada. La secuencia de malas noticias de la semana la ha completado el sector bancario galo. La intención de Grecia de ampliar el volumen de deuda cuyo plazo de vencimiento será alargado en virtud del segundo rescate ha puesto a la banca francesa, la más expuesta a los bonos helenos, en un brete. Los rumores sobre la mala salud de Société Générale tampoco ayudan a despejar dudas.

Alemania está, por el momento, a salvo de la tormenta. Su deuda se ha convertido en un valor refugio en estos tiempos de incertidumbre –ayer la rentabilidad de su bono era del 2,325%– y su economía no emite síntomas negativos, lo que concede a Angela Merkel cierta ventaja para la reunión de hoy, la primera de las celebradas desde que estalló la crisis en la que el eje franco-alemán, tan decisivo hasta ahora, no parece simétrico.

Sin embargo, Merkel brega con su propia tempestad. Tras respaldar la compra de bonos italianos y españoles del BCE, recibió un aluvión de críticas internas por apoyar una medida que muchos creen invita a la irresponsabilidad fiscal. Las compras de Trichet han dado un respiro a España e Italia, pero ahora el debate sobre la idoneidad de lanzar eurobonos para zanjar de una vez por todas el problema de deuda de la eurozona es el nuevo desafío para Merkel.

Más opciones
Además del debate sobre los eurobonos, los dos jefes de Estado discutirán hoy la posibilidad de ampliar las funciones del presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, de forma que tenga más peso en instituciones financieras importantes como el BCE. Sobre la mesa también estará la creación de un Fondo Monetario Europeo, que se ocupará de los rescates.

Estas medidas, que serán presentadas a los 17 países de la eurozona en septiembre, están destinadas a reforzar la gobernanza económica en el área de la moneda única. El objetivo es evitar una nueva crisis de deuda.