Andalucía

El núcleo duro del PP: Cospedal Arenas Floriano y Pons

El presidente del PP andaluz será un todopoderoso vicesecretario general con competencias de Organización, en la que también tendrá funciones Juan Carlos Vera.Cospedal reafirma la postura del PP contra ETA: «No habrá concesiones para los terroristas»Artículos de Esteban González Pons, Ana Mato, Xose Manuel Barreiro y Alfonso Alonso.Opiniones de Carmen Gurruchaga, Abel Matutes, Paco Reyero y Pablo Balza.Encuesta: Rechazo casi unánime a negociar con ETA / Los intereses del #17congresoPP

El núcleo duro del PP: Cospedal Arenas Floriano y Pons
El núcleo duro del PP: Cospedal Arenas Floriano y Ponslarazon

El PP que saldrá del Congreso de Sevilla tendrá un núcleo duro muy reducido. Mariano Rajoy quería una dirección operativa y funcional, y ése es finalmente el modelo. Nunca ningún otro Congreso Nacional, ni en la etapa de José María Aznar, estuvo tan huérfano de incertidumbres y de noticias. O se llegaba con el foco colocado en el equipo o en la revisión de los Estatutos o en el debate ideológico. Pero en este caso ni el primero, ni la segunda ni el tercero están dando que hablar a los compromisarios. Al Congreso no ha llegado «viva» ninguna enmienda conflictiva y el interrogante principal del organigrama, la Secretaría General, había quedado despejado hace ya semanas.

Sin alimento para el morbo de más entidad, entre bambalinas en el proceso de reorganización del equipo se ha librado una batalla pequeña que aún anoche seguía todavía sin haber sido cerrada del todo: es la que ha dado algún miembro del Consejo de Ministros, como Ana Mato, por seguir estando en la dirección del partido. En el diseño de Rajoy y Cospedal no había lugar para reeditar el modelo de la etapa de Aznar de los vicesecretarios «florero», es decir, como símbolos de poder, pero sin funciones ejecutivas porque bastante tenían con las que desempeñaban en el Gobierno.

Esta decisión de dejar fuera del «núcleo duro» al Consejo de Ministros no ha sido igual de bien recibida por todos y las presiones para mantenerse en él, aunque fuese de una manera institucional, han resistido hasta el final, hasta la citada cena que anoche presidió Rajoy. La posición de María Dolores de Cospedal en esta batalla ha sido siempre la misma: que si entraba la ministra Mato, lógicamente también debían entrar otros, como la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. Por cierto, en el tira y afloja, Sáenz de Santamaría siempre ha defendido y ha compartido la tesis de que lo lógico era que el Gobierno se quedara fuera del comité de dirección. Ya estarán, como siempre ha sido, en la lista de vocales del Comité Ejecutivo que Rajoy propondrá hoy al Congreso en la presentación de su candidatura.

Esta «batalla» interna tiene poca trascendencia en un partido con el mayor poder de su historia, pero ha obligado a negociar bajo cuerda. Al final, el esqueleto de la dirección será lo que Rajoy quería. Pivotará sobre Cospedal y, en segundo término, sobre Javier Arenas, el presidente del PP andaluz y candidato, que se consolida como el otro hombre fuerte del partido del gobierno y también, según la lectura interna, como el contrapeso del poder de la «número dos». Ahora falta ver qué ocurre en las elecciones andaluzas de marzo y qué consecuencias se derivarían de una victoria por mayoría absoluta en las mismas. De ahí la importancia que están dando al equilibrio de fuerzas.

Cospedal se impone a quienes decían que no podía compatibilizar la Secretaría General con la presidencia de Castilla-La Mancha. Y no sólo eso, sino que también gana a aquellos que defendían que habría un «número tres» que ejercería en el día a día sus funciones. Eso que en la etapa de Aznar se conoció como el coordinador general.

Arenas será un «todopoderoso» vicesecretario general con competencia incluso en el área de Organización, en la que tendrá funciones Juan Carlos Vera, «pata negra» de Génova. En el «núcleo duro» sigue también Esteban González Pons, si bien en tareas distintas a las de Comunicación. Y como portavoz del partido anoche se perfilaba el extremeño Carlos Floriano, lo que, de confirmarse, sería una apuesta por la continuidad, porque ya trabajó en este departamento durante la última legislatura. Por supuesto, como marcan además los Estatutos, en la dirección continuarán los portavoces parlamentarios: el del Congreso, Alfonso Alonso; el del Senado, José Manuel Barreiro; y el europeo, Jaime Mayor Oreja.

En esta nueva estructura de partido, más operativa, la figura de los coordinadores de área puede ser sustituida por la de los secretarios de áreas. Y ahí seguirán estando algunos de los que ya asumieron responsabilidades sectoriales en la etapa de la oposición, pero habrá una importante renovación por todos los huecos que han dejado los que han saltado a la Administración. Rajoy también hará un guiño a la renovación en su nuevo Comité Ejecutivo. Manuel Cobo, que ha sido vicealcalde y «mano derecha» de Alberto Ruiz–Gallardón hasta que ha entrado en el Gobierno, suena como secretario de Área. Pero la última palabra la dirá hoy Rajoy ante el Plenario.


María Dolores de Cospedal
En 2005 fue nombrada consejera de Transportes de Madrid (2005). Un año más tarde ya era presidenta del partido en Castilla–La Mancha, donde ahora gobierna, además de ser secretaria General del PP.
Javier Arenas
Presidente del PP de Andalucía y vicesecretario nacional del PP para asuntos territoriales, fue secretario General hasta 2003, también fue vicepresidente segundo y ministro de la Presidencia.
Esteban González Pons
Vicesecretario General de Comunicación del PP, ha sido consejero de Territorio y Vivienda de la Generalitad Valenciana, de relaciones internacionales, de Cultura y diputado en las Cortes Generales.
Carlos Floriano
Ha sido diputado y Senador en las Cortes Generales de España, además de diputado en la Asamblea de Extremadura por Cáceres.


Austeridad: escenario reciclado
El Partido Popular se ha aplicado, y ha aplicado y con rigor extremo el lema de que no están los tiempos para «fiestas», y menos si llevan como aderezo la pirotecnia del marketing político. El Congreso Nacional de Sevilla es en teoría el congreso del paroxismo de la felicidad del partido, el de la celebración de la conquista del Everest. Pero en lo formal va a ser el cónclave de la austeridad. Más que ninguno de los que han celebrado en la oposición, al menos desde que volvieron a ella después de haber ocupado durante ocho años el poder. Para ahorrar, el Plenario desde el que la dirección popular va a exhibir durante este fin de semana su músculo es un reciclado del material que Mariano Rajoy paseó en su última caravana electoral. La pista y el atril es el mismo, pero, para redecorarlo con el menor presupuesto, Organización ha utilizado la técnica de colocar detrás una tela y jugar con la luz, lo que se conoce como ciclorama. La austeridad se exhibe en la escenografía de todo el congreso, nada que ver, por ejemplo, con la apuesta vanguardista de la Convención de Barcelona con la que el Partido Popular tomó oxígeno en uno de sus momentos más duros desde la derrota del año 2004. Y en aras de la austeridad se justifica también la desangelada e invernal nave habilitada para la cobertura mediática del cónclave.