Oporto
Perdonó mucho
Ricardo Costa tiene en el estadio del Schalke el mejor recuerdo de su carrera deportiva porque en él ganó, con el Oporto, la Copa de Europa. A los diecisiete minutos marcó un gol que puso momentáneamente al Valencia con la eliminación ganada. El central portugués debió pensar que de nuevo iba a ser feliz en el mismo escenario. Pero llegaron los últimos minutos del primer tiempo y en un libre directo, Farfán, pese a que Guaita llegó a tocar el balón, puso el empate, la incógnita. Después volvió a marcar el Schalke. Guaita perdió seguridad en los balones por alto y despejó flojito, Aduriz falló los goles más claros del partido y Unai Emery tardó en hacer cambios y cuando los hizo no estuvo acertado. El equipo alemán, inferior al Valencia, pasó la eliminatoria.
El Valencia tenía como misión aplicar al partido un juego más elaborado que el que practica el equipo alemán. Cuando raseaba el balón y dejaba el mando a Banega para que condujera, había autoridad, superioridad y el peligro se intuía.
En Mestalla también tomó ventaja en el marcador y el estado de calma le costó el gol de Raúl. Anoche también pareció satisfecho con el tanto y ello permitió al Schalke buscar su juego más efectivo y peligroso, es decir, el balón aéreo. El empate llegó en los minutos en los que aflojó el ritmo. Con anterioridad tuvo varias ocasiones de gol que no aprovechó. En estas eliminatorias perdonar cuesta caro. Así sucedió. Acabó atacando a la desesperada y encajó el tercer gol.
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