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Guadarrama: en la recta final para convertirse en Parque Nacional

La Comunidad de Madrid presentará en breve a la Red de Parques Nacionales su proyecto para convertir parte de esta sierra en Parque Nacional. Su protección resulta esencial para la conservación de los 255 taxones de vertebrados que habitan en este enclave, sobre todo para el águila imperial ibérica y la cigüeña negra, en peligro de extinción 

Guadarrama: en la recta final para convertirse en Parque Nacional
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Ha concluido el verano y tras él se irán las grullas que dejan la madrileña sierra rumbo al norte de África. Habrá que esperar a que el frío se asiente para que las cigüeñas y diversas rapaces vengan de Europa hasta este rincón de biodiversidad. No es para menos, a pesar de lo mucho que ha cambiado el paisaje verde y rocoso desde que en 1927 la Real Sociedad Española de Alpinismo de Peñalara pidiera formalmente que la Sierra de Guadarrama se protegiera como Parque Nacional, el enclave alberga el 40 por ciento de las especies de vertebrados de la Península y el 17 por ciento de las censadas en el territorio europeo, así como unos 2.000 insectos aproximadamente.
De su protección depende, según los expertos, la preservación de este terreno de gargantas, cerros, dehesas y cumbres que se convertirá, por extensión, en el quinto mayor Parque Nacional del país. Motivo por el cual, la Comunidad de Madrid y Castilla y León están a la espera de poder presentar su propuesta de Parque Nacional de las dos vertientes del enclave a la Red de Parques Nacionales. Un último paso a la espera de que el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM) lo apruebe.

Motivos para su protección
Argumentos para ello hay, y no son pocos precisamente: extraordinarios bosques de coníferas y caducifolios. Pinares, robledales, sabinares... son sólo algunos de los tipos de vegetación presentes en esta tierra, hábitats considerados en muchos casos prioritarios por la Unión Europea.
Pero a la espera de que ese momento llegue, la vida salvaje en este enclave natural continúa. «Entre los 255 taxones de vertebrados que habitan aquí, 74 muestran algún nivel de protección ya sea a escala nacional o europea», explica Francisco Sánchez-Herrera, jefe del Servicio de Planificación de Espacios Protegidos, de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Comunidad de Madrid.
De ahí que su preservación resulte vital, sobre todo en el caso del águila imperial ibérica y la cigüeña negra, ambas especies en peligro de extinción. Estos taxones muestran una presencia escasa en la vertiente madrileña; en la segoviana, en cambio, la situación es mejor; hay al menos tres parejas nidificantes del águila imperial dentro del Parque Nacional y dos más situadas a menos de dos kilómetros de distancia dentro del PORN. Respecto a la cigüeña negra, se tiene constancia de la existencia de una pareja nidificante dentro del PORN.
Pero no son las únicas especies emblemáticas del enclave. Las colonias de buitre negro de la vertiente madrileña se asientan en las cotas más bajas del futuro Parque Nacional. Así, por ejemplo, en Rascafría hay constancia de al menos 91 parejas, seis más que en el año 2008. En el área segoviana, existen también colonias de buitre negro en los municipios de Real Sitio de San Ildefonso, El Espinar y Navafría. Todo un hito de conservación, aunque todavía quede mucho camino por recorrer para lograr que esta rapaz, la de mayor envergadura que hay en España, recupere el esplendor que algún día tuvo. El veneno sigue siendo la principal causa de mortandad de esta ave cuya cópula dura entre 30 y 60 segundos, bastante menos que la del lince, que tiene lugar entre uno y dos minutos.
Subiendo hasta la montaña más alta de la Sierra de Guadarrama, en Peñalara, halla el tritón alpino su hábitat. Aquí, los 235 ejemplares de esta especie encuentran charcas de alta montaña en las que crecerán las larvas. Pero no es el único anfibio presente en esta zona. Hasta diez especies de tritones pueden contabilizarse en este enclave, siete de ellas amenazadas.

Desarrollo socio-económico
La riqueza biológica del futuro Parque Nacional es notoria. Su protección resulta vital para su preservación. Al igual que la salvaguardia de los usos tradicionales que han ido dibujando la sierra; un objetivo fijado en el proyecto con el fin de buscar un equilibrio entre conservación y mantenimiento de la agricultura y la ganadería de la zona.
«El Parque Nacional es una figura de protección medioambiental, pero también es una figura importante para el desarrollo socioeconómico de los municipios de esa zona. Alcanzar ese nivel de protección puede ayudar a conservar el enclave y poner en valor esa zona», explica Federico Ramos de Armas, viceconsejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid.
«Además –prosigue–, atraerá actividades turísticas de ocio que impulsarán el desarrollo de la zona, así como un mayor reconocimiento a los productos del futuro Parque Nacional». «No queremos un santuario que excluya a la gente que vive allí, sino todo lo contrario, que formen parte de este proyecto, una iniciativa que permitirá potenciar el desarrollo socioeconómico de la zona, tal y como ha sucedido en otros enclaves tras alcanzar la protección de Parque Nacional», añade el viceconsejero.
Motivos para conseguir esta figura hay. Ya sólo es cuestión de esperar para que 33.664 hectáreas de la Sierra de Guadarrama (21.740 de la vertiente madrileña) obtengan ese grado merecido de protección.