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Anfibologías para 2012 por Sabino Méndez
Este pasado mes, el Congreso de los Diputados se disolvió entre grandes aplausos (por los servicios prestados, no por la disolución) y los votantes nos tuvimos que preparar para empezar el año estrenando uno nuevo (el Congreso, no el año).
La tarea que le espera al nuevo Congreso es difícil, porque serán doce meses duros. En este ejercicio, probablemente subirán los gastos de escolarización y hay que poner sobre aviso a quien tenga hijos y lo desconozca (la subida, no el tener hijos). Al enfrentarse a esta tarea de tomar decisiones desagradables y tener que comunicarlas, habrá diputados que se sentirán cansados y descorazonados.
A los cansados y descorazonados de nuestra política (entiéndase: dentro de nuestra política, los que están cansados y descorazonados por los contratiempos) se les permitirá participar en un responso cantado por todos los cadáveres políticos de la Historia (en su memoria, me refiero). Y, ya que nuestra flamante nueva vicepresidenta tiene un bebé recién nacido, no dejaría de ser una iniciativa simpática (ahora que ya no está Bibiana para estas cosas) que se formara en el Congreso, de manera extraoficial, un grupo de madres. Evidentemente, un grupo no político, sino para contrastar experiencias personales. Sería llevar las anfibologías demasiado lejos, sin embargo, proponer que, quien quiera formar entre las madres, tuviera una entrevista personal con el presidente del Congreso (tranquilo, Don Jesús, que no le vamos a meter en líos). Cuando se llega a estos puntos de peligrosa complejidad, los lingüistas debemos practicar lo que se llama «desambiguar».
En fin, me temo que efectivamente este va a ser un año político complicado, contradictorio y dado a la mala interpretación. Esperemos que, por lo menos, en las dietas de los diputados que vayan a estudiar el problema del hambre, se incluyan también las comidas.
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