Parados de larga duración

Chiquilicuatres

La Razón
La RazónLa Razón

El María Moliner remite a la palabra mequetrefe en su diccionario del uso del español, y la verdad es que las definiciones dan para todo un tratado. La más suave es la de «hombre falto de formalidad y de juicio en el que no se puede confiar». Si seguimos leyendo nos encontramos con «danzante, enredador, fantoche, sin fundamento, gamberro, ganso, gaznápiro, insensato, irresponsable...». ¡La leche! Esta claro que los líderes de UGT, con Cándido Méndez a la cabeza, han elegido para promocionar su «juerga general» como ha calificado con gracia y talento este diario la convocatoria del 29 de este mes, a un gaznápiro que ya hizo el ganso en Eurovisión y que ahora se ha prestado a ser la imagen de los vídeos con los que los ugetistas quieren excitar los ánimos de los potenciales huelguistas que, a lo que se ve, son más bien pocos. Y no porque este Gobierno no se merezca en la calle una censura en toda regla, sino porque los sindicatos se han pasado los seis años largos de zapaterismo bailándole el agua al Gobierno. Total, que los chiquilicuatres de verdad han echado mano del de mentira, del actor, para que fuese él quien diera la cara en los spots de vergüenza ajena con la que nos han obsequiado unos sindicalistas que basan su fuerza en la subvención y la mamadurria. Méndez y Toxo van a tener el dudoso honor de ser quienes terminen de dilapidar el escasísimo crédito del que gozan sus organizaciones. Si la huelga es un éxito lo será a pesar de ellos o por obra y gracia de los piquetes informativos, que se llaman así porque si se te ocurre ir a trabajar o abrir tu comercio te informan, o no, de que te van a dar una hostia, con perdón, o a romper los cristales de tu establecimiento mientras otros se entretienen en tapar con silicona las ranuras de los cajeros automáticos de los bancos y cajas de ahorros. La demostración de fuerza de la semana pasada con cerca de veinte mil liberados pidiendo la dimisión de Zapatero mientras don Cándido intentaba conjugar su papel de azote del Gobierno y asesor del mismo hasta hace apenas unas semanas, tenía un tufillo a demostración sindical en el Bernabéu cuando los sindicatos eran verticales y no como ahora que son, al menos presuntamente, horizontales. Pase lo que pase el día 29, eso sí, no será malo para un Gobierno que a pesar de estar en liquidación por derribo tiene una suerte loca para algunas cosas. A UGT y CCOO no les quieren más que los que viven de las siglas, que no son pocos, mientras la inmensa mayoría de los trabajadores y no digamos de quienes están padeciendo el paro por la crisis y la ineficacia del Gobierno de la que tanto UGT como CCOO han sido cómplices, no están por la labor de hacerles el caldo gordo a quienes se ocupan en mantener sus prebendas en lugar de buscar soluciones para el 20% de desempleo que sufre España. Insultando a los empresarios, a los banqueros y a la derecha que no ha tenido nada que ver en este botellón en el que se han roto tantas empresas y tantos puestos de trabajo, lo único que consiguen estos sindicatos mal llamados de clase es que la ciudadanía les recuerde que el dinero no crece en los árboles ni en los despachos de las administraciones públicas.