Tita Cervera sin preocupaciones en Saint Tropez

Saint Tropez es un buen lugar para descansar. Un sitio cómodo en el que no existen demasiadas preocupaciones más allá de la molesta arena de la playa y la brisa del mar. Es la localidad, precisamente, que ha escogido la baronesa Thyssen para desligarse del ruido mediático y familiar que enfanga su día a día últimamente. Allí, con un vestido amplio, blanco, todo muy mediterráneo y a juego con el entorno, se paseó por la orilla con un sombrero rosa y un bolso azul. Allí ha disfrutado hasta ahora del concierto de Julio Iglesias, al que ha asistido, de un paseo en lancha rodeado de unos amigos y de las oportunidades que siempre proporcionan los yates para desconectar de tierra y de las obligaciones que siempre hay que afrontar allí. Carmen Cervera se aleja así de la complicada relación que mantiene con su hijo. Ella lo repite con frecuencia. Le gustaría estar más en contacto con él, estrechar su relación, pero no hay manera. La última vez que han hablado fue con motivo del treinta cumpleaños de él. Algo que ocurrió antes de que diera a luz Blanca Cuesta, la mujer de él. De momento, el único vínculo que los une son los abogados: «Vamos a reunirnos con nuestros letrados, que ya es un paso. Aunque yo hubiera preferido hacerlo sólo con él, como es normal», comentó hace unos días. Pero ayer, la baronesa no pensaba en eso. Y saludaba a los fotógrafos y a la gente con naturalidad, como si no ocurriera nada. En definitiva, como si estuviera en Saint Tropez.

Un nuevo nieto en la familia
Carmen Cervera ha querido descansar un poco en Francia antes de reunirse con su hijo Borja. Un encuentro, con abogados por medio, según dicen los rumores, que no se sabe si solucionarán las cosas en la familia. Una de las incógnitas que todavía se mantiene en estos momentos es si la baronesa conocerá al nuevo hijo de Borja con su mujer, Blanca Cuesta. Un niño, al que han decidido llamar Eric, que ha nacido hace poco y que ella aún no ha tenido el placer de verlo en persona. A lo mejor, de esta reunión entre la madre y la hija surge una reconciliación que traiga la paz entre ellos y Tita Cervera puede conocerlo en persona, y no por las fotografías que están publicando las revistas o las imágenes que retransmiten las televisiones.