Cartagena

Monseñor Cañizares apaga la luz jubilar en Caravaca

La basílica de la Vera Cruz se ha consolidado en este Año Santo como centro de peregrinación y de espiritualidad.

El cardenal Cañizares en un momento de la celebración
El cardenal Cañizares en un momento de la celebraciónlarazon

MURCIA-Más de un millón de personas han visitado Caravaca de la Cruz durante el segundo Año Jubilar, que se clausuró en la jornada de ayer. La multitudinaria eucaristía de clausura a la que acudieron autoridades civiles y eclesiásticas tuvo lugar en el interior de la basílica de la Vera Cruz desde las 10:30 de la mañana. El acto, que duró más de dos horas, estuvo presidido por el cardenal Antonio María Cañizares, acompañado del obispo de la Diócesis de Cartagena, Vicarios Episcopales, sacerdotes y seminaristas.

El cardenal Cañizares se refirió también a estos momentos de crisis durante su homilía en la que invitó a la reflexión sobre la necesidad de una mayor fe en la actualidad y destacó que «el bautismo de Jesús y la palabra proclamada dirige nuestra mirada hacia Jesús y en momentos tan difíciles como los que vivimos nos hacen recordar las palabras de la carta a los Hebreos: Corramos en la carrera que nos toca sin retirarnos, fijos los ojos en el que inició y completo nuestra fe, Jesús, quien renunciando al gozo inmediato soportó la Cruz sin miedo a la ignominia y no os canséis ni perdáis el ánimo, esto es lo que hoy necesitamos, mirar a Jesús, seguirle, escucharle, dejar que su amor entre en nuestras vidas, dejarnos penetrar por el misterio de su Cruz». De la misma forma, destacó que «la providencia ha querido que coincida la memoria del bautismo de Jesús en el río Jordán con la Clausura del Año Santo Jubilar de Caravaca de la Cruz, en el que, cada siete años en este santuario se venera de manera especial e intensa el misterio de la Cruz de Cristo en su venerable reliquia de la Santísima y Vera Cruz tan celosamente custodiada y expuesta aquí».

Asimismo, quiso recordar que «mirar a Jesús significa dirigir la mirada a la alegría de Dios aprendiendo de Jesús que precisamente la renuncia y el dolor nos llevan al camino de la verdadera alegría, son estas las palabras del entonces cardenal Joseph Ratzinger, hoy Benedicto XVI dichas en este mismo templo».

Por su parte, el obispo de Cartagena, Lorca Planes, puso en relieve que «han pasado por este santuario cardenales, arzobispos y obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, seminaristas y novicias, y los laicos que trabajan por el reino de dios a los que se le ha predicado a Jesucristo, el amor de Dios y su misericordia». Igualmente, quiso agradecer el apoyo del Gobierno regional, del alcalde y la corporación municipal de Caravaca, la Delegación del Gobierno y de todas las instituciones que han prestado su ayuda. También dio las gracias a todos los caravaqueños que «nos habéis acogido como peregrinos para adorar el árbol de la Cruz donde estuvo clavada la salvación del mundo».

Tras la celebración eucarística, el cardenal Cañizares procedió a uno de los momentos más emotivos, el apagado de la luz jubilar, una antorcha que ha estado encendida durante todo el año en lo alto del santuario para indicar a los peregrinos que llegaban a una ciudad santa. Los fieles dijeron ayer adiós al año Santo 2010, pero hoy comienza la preparación para la tercera celebración del Año Jubilar, que tendrá lugar dentro de 7 años, en 2017.


Una gran afluencia de peregrinos
Las extraordinarias cifras de peregrinos llegados hasta la localidad murciana han logrado que los restaurantes y los pequeños comercios de la ciudad hagan un buen balance, tanto de clientes como de ventas, en este año marcado por la crisis. Y es que el Año Santo ha contado con un gran éxito de participantes. Sobre el producto que más demanda ha tenido entre los visitantes destaca el bastón del peregrino con la Cruz de Caravaca. Aunque también otros objetos recordatorios del Jubileo, como los platos decorativos, las postales de la ciudad santa o las representaciones del Santuario han arrasado entre los visitantes. La Basílica de la Vera Cruz consigue así consolidarse como centro de peregrinación y de espiritualidad.