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STEVE McCURRY: «Tuve que elegir entre entregar mis carretes o mi vida en dos ocasiones»
El reportero confiesa que su prioridad es mostrar que estamos vivos en este mundo
MURCIA- El reportero estadounidense Steve McCurry reconoce haber sentido miedo durante la toma de fotografías en conflictos bélicos. Con más de treinta años de experiencia profesional a sus espaldas, afirma que la clave del éxito es el trabajo duro, la planificación y el riesgo. Conocido en todo el mundo por sus múltiples portadas en la revista National Geographic, y en especial por la que protagonizó la niña afgana de grandes ojos verdes en 1985, proyectó y comentó ayer sus imágenes más célebres en el certamen Fotogenio de Mazarrón ante la atenta mirada de cientos de aficionados y profesionales de la fotografía que lo admiran. Socio de la agencia Magnum, McCurry subrayó en su ponencia que, al hacer una foto, su prioridad no es ni la composición, ni la luz. Su prioridad es mostrar que estamos vivos en este mundo.
-¿Cuál es la clave para que gente de otras culturas y que no conoce acepte ser fotografiada?
-La clave es el respeto e intentar que el fotografiado entienda tu trabajo. Así normalmente no he tenido problema. En algunos casos he tenido que pedir permiso, pero si alguien no quiere no insisto. Es necesario tener una cierta sensibilidad a la hora de realizar tu trabajo.
-Ante los conflictos de guerra, ¿dónde está el límite entre ética e información? ¿Es necesario retratar la muerte?
-Cada situación es diferente. Básicamente se trata de que uno se ponga en el lugar del otro y ver lo que ocurre a tu alrededor. Luego a partir de ahí se valora la parte informativa que presenta cada foto, pero siempre desde el respeto.
-¿Alguna vez ha tenido que elegir entre ayudar a alguien o hacer la foto?
-Hacer la foto (bromea). Nunca he estado en esa situación, pero pienso que es una cuestión de humanidad, por lo que si me viese en ese caso creo que tendería a ayudar a la persona.
-¿Se acostumbra a retratar situaciones tan difíciles como conflictos bélicos?
-Me encanta mi trabajo como hace treinta años, no es una cuestión de acostumbrarte. Busco las historias y me muevo dentro de ellas para mostrar el mensaje. No estoy pendiente de que sea una situación difícil o no, sino de encontrar el mensaje.
-¿Ha sentido muchas veces miedo buscando esas historias?
-Sí, muchas veces. Cuando la gente está disparando a tu alrededor o hay bombas es inevitable. A menudo te cuestionas si estás bien mentalmente o has perdido la cabeza.
-¿Ha tenido algún tipo de problema legal en alguno de los países en los que ha estado haciendo reportajes?
-Me han arrestado en 12 países y he estado dos veces en la cárcel en Pakistán. En dos ocasiones tuve que elegir entre entregar mis carretes o mi vida. Hay que tener cuidado, medir la capacidad de riesgo y pensar si el riesgo merece la pena o no.
-Su fotografía más popular de todos los tiempos es la de Sharbat Gula, la joven afgana que en 1985 retrató y que en 2002 buscó y fotografió de nuevo. ¿Qué sintió en el reencuentro?
-La gran alegría de que siguiese viva en un país tan devastado. Cuando caminé hacia ella esperaba ver a esa niña de 12 años que fotografié y cuando la vi me impactó ver cómo había cambiado físicamente y en su gesto. Me alegro de haberle ayudado. Con la primera imagen reunimos un millón de dólares para ayudar a niñas afganas.
-¿Le pidió derechos de imagen?
Cuando la reencontré en 2002 llegué al acuerdo económico, con ella y con su marido, de que tuviese una compensación por el uso de esas fotografías.
-Ser fotógrafo, además de una profesión, ¿considera que es una forma de estar en el mundo?
-Efectivamente. Tener una cámara te hace ser más curioso y estar más atento a todo lo que te rodea.
-¿Algo que le haya conmocionado especialmente?
-En la India recuerdo que en los crematorios, donde queman los cuerpos de las personas que han fallecido, había algunos cuerpos que se los estaban comiendo los perros. Esto fue muy impactante para mí.
-¿Qué proyectos tiene a corto y largo plazo?
-Trabajo en un libro sobre el budismo y en una semana vuelvo a la India para trabajar en un proyecto.
El reencuentro con Sharbat
17 años después, ésta es la joven afgana de ojos verdes que McCurry fotografió en 1985 y que le dejó sorprendido por la belleza de sus ojos. A la derecha, la portada de National Geographic en la que aparece Sharbat Gula con su primera foto.
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