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Vicente Del Bosque: «Yo le hubiera dado este premio a un jugador»
La entrega de los galardones tendrá lugar el próximo 13 de diciembre a las 17,30h, en la sede de LA RAZÓN, calle Josefa Valcárcel, número 42 de Madrid.
–¿A quién le daría usted el premio Ussía al personaje del año?
–A un jugador de la Selección nacional.
–Pues se lo han dado a usted...
–Ya, pero yo se lo hubiera dado a un jugador de la selección.
–Dígame de antemano si va a dejar de lado la modestia.
–Pues no, pero voy a hablar con toda sinceridad.
–Se lo digo en broma...
–Ya, ya, ya...
–Pero es que en los más de diez años que le conozco siempre le ha concedido los goles a otro. Por una vez, adjudíquese usted uno.
–Hombre, en mi época de jugador fui más pasador que goleador, me gustaba dar el pase de gol y, ahora, creo que los verdaderos protagonistas son los jugadores.
–En esta sociedad tan estresada y tan egoísta, dígame, ¿cómo se hace para tener tiempo para todo el mundo?
–Intento atender a todos, primero, porque es nuestra obligación, y segundo, por corresponder al afecto y la simpatía que nos está mostrando todo el mundo, ¿no?
–¿La modestia sirve para algo?
–Bueno, lo que no debe ser es una pose, pero en este caso es una realidad. Esto es un equipo y el entrenador tiene una parte, pero los protagonistas, sin mencionar a ninguno, son los jugadores.
–Enemigo de la polémica, ¿cómo sobrevive en estos tiempos?
–Bueno, porque me he dado cuenta, con el paso de los años, de que no conduce a nada el polemizar sobre algunos asuntos, o con otro colega de profesión, o meterse con los árbitros... Es algo que no me interesa y, además, no es un buen ejemplo.
–¿Ha perdonado el trato que le dispensó el Real Madrid?
–Yo al Real Madrid no le tengo que perdonar nada, el Madrid me ha dado todo y nunca me olvido de reconocer lo que ha significado el Madrid en mi vida, le querré siempre porque me ha educado y me ha dado todo lo que tengo.
–¿Hubiera admitido, después de 36 años en el club, bajar de categoría y volver a entrenar a la cantera?
–Pues no lo sé, no le puedo decir, es un asunto que no se planteó y difícilmente... Ni lo he pensado... Yo sabía, además, que una vez que estuviera en el primer equipo el próximo paso era salir del club.
–Ahora bien, dicen que no hay mal que por bien no venga, ¿si no quizá nunca hubiera sido campeón del mundo?
–Bueno, ya lo habíamos sido con el Real Madrid, modestamente se lo digo... Pero no, no, campeón del mundo con la Selección no hubiera sido, pero por eso muchas veces utilizo esa frase de que «todo lo que sucede conviene». Ahora bien, no me hubiera gustado que se produjera de la forma que sucedió, eso sí que es verdad.
–¿Cuál es la frase más bonita que le han dicho, esa que nunca olvidará y se recrea en ella?
–Pues no lo sé... estos últimos tiempos, la gente más profana del fútbol, que nos ha visto durante el Mundial, te da las gracias y te dice: «Yo no era aficionado al fútbol, pero hay que ver cómo me he enganchado este tiempo a la Selección nacional». Eso para nosotros es un orgullo siempre.
–¿Cuándo se ha sentido más querido?
–En mi casa, con mis hijos y mi mujer, seguro, hombre.
–¿Dónde y cuándo se ha sentido más valorado?
–Yo ahora me siento valorado, pero antes, en el club, en el Real Madrid, también me he sentido muy querido y si tengo que quedarme con una etapa, primero la de futbolista, desde luego. Ésa fue fantástica. Y, luego, la más enriquecedora para mí fue la que estuve tantos años en la cantera, no sé, 15 o 16 años, intentando educar a los chicos de abajo.
–¿Estudiar Magisterio ha sido el complemento ideal para gestionar vestuarios?
–No, yo creo que ha sido como consecuencia de ser jugador y gustarme... Cuando me preguntan que por qué soy entrenador, la mayoría de las veces digo que porque hubo entrenadores en el club que nos influyeron para acabarlo siendo y porque, además, era de lo que creo más sabía.
–¿No le da la sensación de que si ya era admirado, después de saltarse el protocolo y compartir el Premio Príncipe de Asturias con Aragonés, lo es mucho más?
–Bueno, yo creo que más que un gesto entre dos personas ha sido un guiño al fútbol unido, un fútbol español que ha salido muy reforzado después de este Mundial. Fue una cuestión del propio fútbol, a veces tan agredido, una muestra de unidad, que es muy sana.
–Allí donde va siempre lleva a su familia: la propia y la futbolística. Si usted es el cabeza de familia, ¿qué rol familiar representan Toni Grande, Fernando Hierro y Javier Miñano?
–Somos un equipo que nos conocemos muy bien y que sabemos escuchar el uno al otro; cada uno aportamos lo que creemos que es más conveniente para cualquier decisión a tomar. Pocas veces hago algo sin consultar con ellos, muy pocas. Miñano es de formación universitaria e incluso puede ser un poco más rebelde ante determinadas decisiones; Toni es la experiencia, la mesura, muy equilibrado; Fernando es más impulsivo y también sabe escuchar, que es muy importante. Los cuatro congeniamos bastante y llegamos siempre a un punto de encuentro.
–Ya, y Álvaro (su hijo) es el alma de toda esta gran familia.
–(Ríe). Bueno, él tiene mucho aprecio, mucho cariño a Javi, a Toni y a Fernando... y, bueno, a todos los jugadores de la Selección. Sí, hombre, es... Si antes me preguntaba por frases de cariño, pues seguramente lo que nunca esperas casi de nadie te lo da él.
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