«Cruzando el límite» el internado gore

No lo digo yo, sino su director, Xavi Giménez. Hasta ahora se ha ganado la vida como director de fotografía («Ágora», «El camino de los ingleses», «Palabras encadenadas», «Intacto»...); quizá por eso tiene un discurso tan sincero como inédito en la industria: «Sólo intentamos que los chavales se acerquen a la película y que dentro de ese motor comercial y estridente que tiene encuentren algo para conversar con el adulto o entre ellos». El límite del título es el que cruza un centro educativo al que envían sus hijos una serie de padres desesperados porque no pueden hacer vida de ellos. «No he querido hacer "La naranja mecánica". Hay centros terapéuticos que actúan de esa manera no sólo en EE UU. Quien quiera saberlo sólo tiene que entrar en la web de Amnistía Internacional y ver un informe exhaustivo de estos centros en España.

Terapia macabra
Lo llevamos hasta la deformación, pero ninguna terapia que mostramos ha sido inventada». Lo macabro no es sólo lo que ocurre de rejas adentro con los hijos, sino que los padres, que pagan unos 40.000 euros al año por una terapia que incluye castigos físicos y mentales, son también reeducados. El filme sólo toma partido en contra de estas prácticas, pero no en la guerra padre/hijo: «No hemos intentado sesgarlo, más bien aproximarnos. Queríamos que la figura parental se representara delante del adolescente y al revés», concluye Giménez.