Sevilla
OPINIÓN: Extremismos
No se viven días fáciles para los amigos de la moderación y hasta la meteorología lo ha entendido. Dos semanas después del Primero de Mayo más frío que se recuerda, se baten plusmarcas de temperaturas altas en este mes de las flores… chamuscadas, un verano sobrevenido que preludia un estío de calor como los de antaño. Antes de la crisis, nuestros alarmistas de guardia nos advertían sobre el apocalipsis climático pero ahora ya no quedan ganas para hablar del tiempo, como hacen los ingleses educados en el ascensor. Al oír «¡la que está cayendo!», nadie contesta eso de «calamares fritos» sino que el interlocutor se engorila con la tasa de paro, la prima de riesgo y la madre que parió a las cajas de ahorro fusionadas. Qué desperdicio de artículos sobre esa insuperable fusión de caracol y botellín. Cuánta musa ninguneada tras inspirar sentidas odas a la acera baldeada. Un millar de vates mudos por no poder cantar al paseo nocturno con cucurucho de La Ibense. La «caló esagerá» nos resuelve muchos folios en blanco. ¿De qué viviría un columnista esquimal si no pudiese escribir sobre la nieve? Corren malos tiempos para la lírica, como intuyó Germán Coppini. «Las ratas corren por la penumbra del callejón». No se puede describir con más exactitud a Sevilla.
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