Empresas
Zapatero sella la paz con los laboratorios tras el tijeretazo por Sergio ALONSO
Más que las pérdidas económicas, los mordiscos a sus cuentas de resultados y los ajustes inducidos por la Administración, lo que realmente temen los laboratorios farmacéuticos que operan en España, lo que de verdad nubla sus expectativas y frustra sus esperanzas, es la falta de un horizonte de estabilidad que les permita trabajar sin sobresaltos a medio y largo plazo.
En ausencia del mismo, las peticiones ante las casas matrices ubicadas en el extranjero se difuminan, los planes de inversión en I+D+i y de desarrollo de plantas de producción se desbaratan, y la posibilidad de mantener los empleos se derrumba como un castillo de naipes. De ahí la importancia de la simbólica reunión que han mantenido esta semana los máximos representantes de la patronal farmacéutica, Farmaindustria, con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en presencia de la ministra Trinidad Jiménez y de su lugarteniente José Martínez Olmos. Después de soportar una dura modificación en el sistema de referencia de los medicamentos, y de permanecer en vilo ante una drástica bajada de precios que al final se quedó en un descuento para no generar un efecto dominó en toda Europa, el presidente de Farmaindustria, Jesús Acebillo, y su director general, Humberto Arnés, han logrado arrancar de Moncloa y de Sanidad el compromiso de obtener un plan oficial de impulso al sector. Un guiño importante que oxigenará unos balances salvados en parte por algunas compañías con la venta masiva de vacunas e inmunizadores contra la gripe A, y por una política de fijación de precios de manga ancha para varios medicamentos como medida de gracia. Aunque el plan global de política industrial que ha prometido el Gobierno dotará de estabilidad al sector, su concreción está, sin embargo, aún por ver.
No sería la primera vez que la Administración sella compromisos con los laboratorios y éstos se diluyen en el aire por mor del rumbo económico del país y de la Sanidad en general. La reunión supone ventajas para las dos partes: Zapatero logra una nueva foto de familia en el que, posiblemente, constituye su peor momento al frente del Gobierno, y los representantes de la industria obtienen compromisos, aunque sean etéreos, tras ser muy cuestionados por algunas compañías por el duro efecto del tijeretazo. A cambio, su presencia junto a Trinidad Jiménez supone un espaldarazo indirecto para la ministra en la pugna política que mantiene con Tomás Gómez, y para Martínez Olmos en caso de que Zapatero se anime a ejecutar cambios en Sanidad.
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