Historia

Alfonso Díez

Alfonso Díez pasmado ante «La Peregrina» por Jesús MARIÑAS

Imagen facilitada por sucursal madrileña de Christie's
Imagen facilitada por sucursal madrileña de Christie'slarazon

Los empleados de la sucursal madrileña de Christie's, vecina al Hotel Ritz y al viejo despacho de Adolfo Suárez, no acababan de creerlo. Hasta se restregaron los ojos viendo que entraba Alfonso Díez, al que algún lameculos ya tildó de «señor duque». Un exceso anticipado quizá agradeciéndole ese gesto airoso de personarse para conocer de primera mano la histórica perla que Felipe II regaló al unirse a María Tudor, uno de los objetos más preciados de la hoy diseminada colección o tesoro de la Familia Real española. Elizabeth Taylor la recibió de Richard Burton. Fue uno de sus múltiples obsequios. A ellos apenas les importó su historia, que llevaba a cuestas el definido como «perlón más perfecto del mundo» tras ser encontrado en el entonces Panamá español. José Napoleón se la llevó tras el 2 de mayo cuando los franceses realizaron un expolio indiscriminado casi aplaudido por el calzonazos de Fernando VII.
Todo eso se rememoraba al mediodía de ayer cuando Alfonso Díez casi provocó infartos con su curiosidad de coleccionista. Pilar Medina-Sidonia, ex duquesa de Fernandina, hasta le acercó tan preciada gema a la habitación trasera del despacho, donde la vigilaba un hobre enorme. Alfonso se fijó en los dos, encandilado con la pieza aperada que Alfonso XIII intentó recuperar al unirse aún ilusionado a Victoria Eugenia.
Preguntas en todas las cabezas, cábalas sobre la presencia triple de Alfonso como futuro aristócrata, anticuario más que amateur y amante del cine. ¿Iba enviado por la Duquesa por si podía interesarle? ¿Descartaban que le hiciera caso a una posible adquisición que echaría por tierra cualquier oferta de nuestros Reyes, a quienes la crisis imposibilita hacer una oferta aproximada dados los dos millones de dólares a que cotizaba la pieza remontada por Cartier cuando Burton la compró para Lyz? «Tiene un poco de cemento en su colgante y carece de agujero, de ahí otra de sus originalidades», apreció Fernando Rayón, que con José Luis Sampedro escribió un libro sobre «Las joyas de las reinas de España». David Warren, especialista de Chrsitie's en el mundo perlífero, hizo notar la perfección de su óvalo, el oriente casi traslúcido y que nunca «ha sido taladrada». Alfonso XIII compró otra parecida, pero más redonda, que actualmente figura como adorno de Doña Sofía y suele colgarle de un collar de perlas menos ostentosas. La compra de Burton, en 1969, dio paso a un comunicado de Victoria Eugenia que firmó el Duque de Alba, jefe de su Casa, «asegurando que la auténtica Peregrina es la nuestra». Lyz la mostró en «Ana de los mil días». Ella la engrandeció bajo una gargantilla de brillantes muy aparatosa, aunque de Cartier, que rebajaba su cuello. Cabe preguntarse a qué manos irá en la ya inminente subasta de cuanto joyerío dejó la actriz. De ahí su vuelta a España dos siglos después.