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Fusiones polares por Ramón TAMAMES
El «Centro Nacional para Datos Relativos a la Nieve y el Hielo», de EE UU (NSDC, por su sigla en inglés), informa que en septiembre último se alcanzó prácticamente un nuevo récord de contracción de la superficie de hielos árticos en verano: 4,33 millones de km2, la mitad que en 1979, cuando empezaron las observaciones vía satélite.
Que los hielos polares marítimos están disminuyendo, es algo que se sabe desde hace tiempo. Pero ahora se cuenta ya con evidencia muy precisa, y con previsiones de que el proceso está acelerándose, debido a una serie de causas, casi todas relacionadas con el calentamiento global, que es especialmente fuerte en el hemisferio norte. De modo que en vez de producirse la desaparición completa de los hielos estivales en torno al Polo Norte hacia 2100, tal cosa podría suceder mucho antes, entre 2020 y 2050.
Esa descongelación polar irá manifestándose cada vez con mayor fuerza. Empezando por la búsqueda de nuevas fuentes de energía, pues el 15 por ciento de las reservas mundiales de petróleo aún no explotadas y el 30 de las de gas natural podrían estar en el referido espacio ártico. La reciente firma de un gran acuerdo entre la norteamericana Exxon y la rusa Nordneft, para explorar las existencias de crudo en la zona, corrobora lo anterior.
Otra consecuencia interesante –según «The Economist» de 24.09.2011– es la posibilidad de que liberado de los hielos, el Océano Ártico, de algo más de 10 millones de km2, se convierta en un espacio marítimo de gran riqueza en cuanto a pesquerías. Y no menos importante, se abrirán nuevas rutas de navegación –ya se está en ello con algunas disputas sobre soberanía de aguas territoriales–, recortando mucho el tiempo de los actuales viajes intercontinentales por mares libres. Los prodigios del polo… de «auténtica aurora boreal».
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