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Difícil vecindad

La Razón
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Las tradicionales complicadas relaciones entre España y Marruecos se han vuelto a poner en evidencia tiempo atrás, aunque hayan sido ocultadas y no hayan visto la luz hasta hace unas semanas. Curiosamente, en esta ocasión las dificultades están teniendo lugar con el partido socialista en La Moncloa, pese a que la izquierda española siempre ha intentado transmitir la idea de que sabe relacionarse con el vecino del sur, mientras que la derecha no tiene idea de cómo tratarlo; motivo por el que, en su opinión, durante los gobiernos de Aznar, a una crisis sucedía otra mayor. No obstante, ahora, con Zapatero en el Gobierno, se reproducen importantes desencuentros con el reino alauí, lo que no impide que el PSOE se niegue a admitir la existencia de una crisis diplomática y la circunscriba en el entorno de «graves incidentes» en los que, sin embargo, ha sido necesaria la comunicación entre las dos casas reales con la llamada personal de Don Juan Carlos a Mohamed VI, así como la acción diplomática. El Ejecutivo español debería haber reaccionado enérgicamente ante el fotomontaje de mujeres policías en el que aparecen con las manos llenas de sangre y la acusación de xenofobia hacia este colectivo que hace un trabajo magnífico.


Por otro lado, tendría que denunciar las actitudes machistas de quienes se niegan a atender las indicaciones fronterizas, si son dadas por mujeres. Para colmo, el presidente Imbroda ha dejado al descubierto una actuación timorata del Gobierno al revelar que éste le aconsejó no decir nada de lo que sucedía en el paso para no complicar las cosas. Con Marruecos resulta imprescindible combinar el diálogo con una posición de firmeza, independientemente de quien viva en La Moncloa.