Ciudades habitables por Ramón TAMAMES

Acabo de pasar cuatro días en Sao Paulo para conferencias en varias instituciones en la gran metrópoli brasileña del Sur, cuya población se sitúa en torno a 20 millones de personas. A mi vuelta a España, traigo conmigo impresiones entremezcladas.
Por un lado, está el fuerte crecimiento económico, que va dejando atrás a Stefan Zweig, cuando escribió sobre «El país del futuro»: Brasil ya es todo un gran presente, con algo más de 180 millones de habitantes, con el sexto o séptimo PIB del mundo, y miembro muy significado de los BRICS.
La expansión se nota por todas partes, como igualmente es apreciable una notable caída de los niveles de pobreza; tras los ocho años de mandato de Lula, y los casi dos que ya van de la presidenta Dilma Roussef.
Pero una cosa son los datos macroeconómicos, y otra la forma de vida. Y aunque en España estemos atravesando una crisis grave, que desde fuera se ve como realmente pavorosa, podríamos decir que nuestras ciudades son, al lado de las emergentes, verdaderos casos prácticos de buena seguridad ciudadana y aceptables condiciones ecológicas; para un vivir, sin la exigencia del automóvil a todas horas y perdiendo tanto tiempo en cualquier clase de atascos de tráfico.
Todo lo anterior no incide en la renta per cápita oficial. Y por ello, y aunque por estos pagos lo estemos pasando mal económicamente, hemos de darnos cuenta de que, en general, contamos con elementos muy valiosos, que a veces no se aprecian en la vida diaria; naturalmente, sin olvidar las bolsas de pobreza y exclusión más duras que tenemos entre nosotros.
Los brasileños son gente admirable, emprendedora, entusiasta, y miran al futuro con optimismo: a los mundiales del 14 y a los olímpicos del 16. Pero también piensan en Europa a la hora de su bienestar cotidiano, que tanto podría mejorar.