Francia
Bajo fianza
La cantidad de clembuterol que fue detectada en el análisis de Alberto Contador durante el Tour me recuerda a aquella definición de la diezmilésima parte del meridiano terrestre con que se nos explicaba el metro. Es decir, cien centímetros son casi la nada en el universo. Con Alberto se pretende explicar que tan escaso combustible era muy difícil que le valiera como dopaje, que le sirviera para mejorar su rendimiento y ganar la gran carrera francesa.
En el campeón español vemos cara de inocente. Merece confianza. Sin embargo, los laboratorios han dicho que es culpable. Dada la escasez de materia perseguible hallada, entramos en el análisis jurídico y ello se presta a diversas interpretaciones y matizaciones.
En el mejor de los casos se pueden ofrecer eximentes. Sin embargo, la prueba del chuletón no parece convincente. Lo sería más que el médico del equipo confesara que se equivocó y le dio medicamento en el que no se percató de que contenía clembuterol.
Seguramente, como ha sucedido en otros momentos, se recurrirá a decir que los «gabachos» nos persiguen porque nos tienen envidia. Como siempre, se obviará que en Francia es delito incluso el transporte de determinadas sustancias sin receta médica. En el caso de Alberto Contador sería doloroso que se le aplicara la sanción habitual de los dos años de suspensión. Retirarle la victoria del Tour ya es gran castigo.
La cantidad de clembuterol, pese a su escasez, no le exime del delito. Lo deseable sería sanción que contemplara la involuntariedad del acto si ello es posible.
Se trataría de obtener condena de libertad bajo fianza.
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