España
La mili de hoy
La ministra de Defensa ha festejado el décimo aniversario de la abolición de la mili con unos señores que eran muy progres, pero que no tuvieron narices para objetar. Yo siento echarles a todos ellos un jarro de agua fría porque la mili no se ha acabado en España. De hecho, todos los de la foto están haciendo ahora la mili con el PSOE ya que en ese partido no quedan militantes sino militares que funcionan a golpe de taconazo ideológico y que, si les discutes algo, te miran como si te fueran a fusilar. Hacer la mili hoy es eso, formar para esa foto o la de la ceja, estar murmurando en voz baja a los compañeros «a ver si Zapatero se va de una vez» y ponerse firme en cuanto Zapatero aparece para decirle, con cara de «a la orden, mi sargento», eso de «usted es el mejor presidente del mundo».
Nunca un partido se empeñó en dictar tantos cierres de filas a los suyos, tantas normas y sanciones a los demás; en prohibirnos tantas cosas, en que hagamos la mili todos los españoles –la mili izquierdista, la mili sanitaria del antitabaquismo, la mili vial desfilando a 110 por hora…– cuando el secreto de la vida consiste justamente en librarse de todas las milis políticas, morales, sociales y confesionales que en este país te quiere imponer siempre el vecino aunque tengas más años que Matusalén. Yo, en cuanto alguien me viene con la intención de pasarme revista, se lo noto porque mira de un modo inconfundible. Paradójicamente, tendrá que volver la derecha para librarnos de esta otra mili que se olvidó de abolir Trillo y traernos una España realmente liberal.
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