PSOE

Mobbing y cachondeo por Alfonso Merlos

La Razón
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En el cortijo la vida se la pegan los señoritos, y la tropa está para servir. Y en la Andalucía institucional de los eres falsos, las estafas a los discapacitados, la cocaína y las granjas de pollos, los señoritos, manden donde manden, hagan lo que hagan, o incluso si no hacen nada, se distinguen por usar el carné del partido para arramplar. Con todo lo que pillan por delante y sin escrúpulos que valgan.

El vergonzante caso que hoy desvela LA RAZÓN no es una mera anécdota sino que procede elevarlo a la pura categoría. Y prueba al menos dos cosas. Primero, que la chapuza puede llegar a reinar en una administración en pleno proceso de descomposición hasta extremos visualmente grotescos y democráticamente inaceptables. Segundo, que hay pocos miramientos para maltratar profesionalmente, llegando a ejercer el acoso laboral, a los leales funcionarios que por olvido no se han pasado por una sede del PSOE para hacerse militantes.

No es casualidad que la proyección de paro para los próximos meses en Andalucía sitúe una tasa ya inasumible e insostenible por encima del 30%. Cuando todo un aparato de todo un partido rocoso y arraigado como el socialista se concentra hasta la obsesión en el control político de los traidores o despegados de la causa del puño y la rosa, suele ocurrir que el descontrol campa por sus respetos en la gestión de los trámites más sencillos y rutinarios.

El misterioso caso del pupitre y el ordenador sigue retratando a una España de pandereta incompatible con el futuro que merecemos, que es el de un país moderno, abierto, reformista, ambicioso y serio. Todo indica que por fortuna el 25 de marzo marcará el principio del fin de tanto cachondeo, de tanta verbena y de tanta indignidad.