Europa

Dinamarca

Se buscan especialistas en lectura

La OCDE, a través del informe Pisa, nos da, cada tres años, un tirón de orejas. A finales del año pasado volvieron a insistir en los problemas educativos que arrastramos y que nos colocan en el puesto 26 de 34. La lectura, a pesar del prestigio de nuestra literatura, nos cuesta.

Los problemas de comprensión escrita pueden abordarse con eficacia si se detectan a tiempo
Los problemas de comprensión escrita pueden abordarse con eficacia si se detectan a tiempolarazon

La puntuación de los alumnos españoles al finalizar Secundaria fue de 481, once puntos por debajo de la media europea. A las valoraciones de la OCDE se suma la red Eurydice, «un proyecto europeo de intercambio de información entre los Veintisiete que busca alcanzar los objetivos de alfabetización y desarrollo 2010-2020», explica Flora Gil Traver, su delegada en España. Las competencias lectoras son las protagonistas de su último informe: «Los países europeos deben esforzarse más en mejorar las competencias de lectura», advierten.
Hoy, sólo Bélgica, Dinamarca, Estonia, Finlandia y Polonia han reducido al 15% el número de jóvenes con deficiencias en comprensión lectora. Los países del norte de Europa se sitúan, de nuevo, a la vanguardia educativa. También lo hacen en las técnicas que utilizan, ya que «sólo en ocho países las escuelas proporcionan especialistas en el desarrollo de la lectura», añade el informe. Pero, ¿qué es un profesional de la lectura? Los expertos tratan de aproximarse a su definición. «Debe ser una figura que busca apoyar el hábito lector. No estaría de más que existieran especialistas que fomentaran la importancia de leer y escribir», explica Pedro Cerrillo, director del Centro de Estudios de Promoción de la Lectura. Teresa Durán, profesora de Didáctica de la Educación de la Universidad de Barcelona, desconoce esta figura: «Creo que sólo se usan en las lenguas sajonas. Enseñan ‘‘spelling'' a los niños, ya que en estos idiomas la pronunciación es diferente a su lectura».
El Reino Unido es uno de los pocos países que cuenta con expertos y que, además, insiste en la importancia de la comprensión lectora. «Hace unos años, en Inglaterra finalizó un programa especial para formar y preparar a los padres, pero esta iniciativa jamás se ha contemplado en España», comenta Cerrillo. Por eso, desde su centro incluyen programas centrados en el apoyo paternal al fomento de la lectura y «siempre están llenos», subraya.
Las deficiencias lectoras de los estudiantes españoles son uno de los caballos de batalla de los profesores de Lengua: «Si antes nos costaba fomentar la lectura, con los ordenadores y los videojuegos todavía más», afirma Juan Beltrán, profesor de Lengua del IE Sevilla La Nueva, en Madrid. Lleva años de docente y ha pasado por varios centros educativos. Su visión difiere un poco de la de Cerrillo. «Lo que no consigue un profesor tampoco lo logra un especialista. La lectura es tiempo y los niños de hoy no lo tienen, ni lo buscan. Las nuevas tecnologías se lo roban todo», afirma el profesor y padre de dos niños. «Se dice que si ven a los padres leyendo, los hijos también se convierten en lectores por imitación, pero no es cierto. Tanto mi mujer como yo leemos habitualmente y aunque mi hija lee mucho, con el chivcoo no lo conseguimos», añade. Obtener el interés de los menores es otra de las barreras que alejan a los pequeños de los libros. «Lo peor es obligar a leer», apunta Cerrillo.

Literatura desde los tres años
En Francia, otra de las cunas de la literatura europea, al contrario que en la Península, han conseguido adaptar sus clásicos al gusto infantil. «Temen tanto la invasión del inglés que cuidan su idioma con especial interés y por eso incorporan en sus planes de estudios la literatura desde los tres años. Además, el mercado editorial les apoya con el fomento del libro-álbum, mientras que aquí se saturan a los niños con patitos y conejos», dice la experta en Didáctica. El libro infantil en el que la imagen lleva el peso narrativo es un modelo poco desarrollado en el mercado editorial español. Vamos 50 años por detrás de nuestros vecinos franceses. «No llevan texto pero sí relato» con lo que se logra el objetivo de amenizar la lectura.
El siglo XXI se caracteriza por la importancia de la imagen por encima de la letra, «es la época de los mensajes cortos», asegura Durán, y por ello, es importante buscar métodos para lograr sinergias entre texto e ilustración y entre el mundo digital y el papel.
La Federación de Gremios de Editores de España ha ofrecido nuevos datos sobre el porcentaje de lectores en nuestro país y, curiosamente, el porcentaje de lectores frecuentes se ha incrementado desde 2009 en casi cuatro puntos, alcanza el 45%. De ellos, más de la mitad leen en soporte digital, mientras que la lectura de libros cae hasta un 6,8%. Pedro Cerrillo trata de explicar este descenso que lo relaciona con la poca costumbre que los escolares desarrollan de la escritura: «Un escritor suele ser lector. En cambio, al contrario no se da siempre», asegura. No obstante, a pesar de la importancia de la redacción, los expertos siguen apostando por la comprensión lectora como la punta del iceberg. «Para conseguir una buena composición escrita se necesita estructurar correctamente los pensamientos, y un niño que no lee es difícil que lo logre», explica Isabel Gutiérrez, maestra en Audición y Lenguaje. Trabaja en un centro de pedagogos especializado en el tratamiento de «trastornos lecto-escritores», «siempre se habla de dislexia, pero no es el único problema que desarrollan los menores». La especialista valora positivamente la idea de un profesional en comprensión lectora ya que «se ha incrementado de forma alarmante» el número de niños con problemas de lectura. «En los colegios se dedica poco tiempo a la comprensión de los textos y una figura que les motive y apoye a los profesores de Lengua podría ser clave para determinar el desarrollo curricular del alumno», dice.
Entre los cometidos del especialista: enseñarles a resumir, a distinguir las partes de un texto, a resumirlo... Todo ello para obtener la motivación necesaria para crear lectores incondicionales.