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Rápidos y mortales

Estados Unidos aplasta a Francia con una defensa agresiva y un contragolpe imposible para los europeos

Rápidos y mortales
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Estados Unidos tiene tanta prisa por ganar la medalla de oro y tapar la boca a los que dudan de ellos, que se llevó por delante a Francia sin demasiado esfuerzo. Un cuarto, diez minutos (22-21), aguantaron Tony Parker y sus chicos, uno de los equipos que supuestamente están más cerca de las estrellas americanas. Son subcampeones de Europa y su plantilla, a pesar de la baja de Noah, está cargada de jugadores NBA, pero no hubo debate posible ante la fuerte defensa y la incontinencia física de su rival, que se pasó más de medio partido colgado del aro enemigo.

Porque los americanos son músculo e intensidad, pero también talento para jugar al baloncesto y más disciplina de lo que algunos pueden pensar. Kobe y LeBron son capaces de no abusar del tiro como hacen en sus equipos y dedicarse a pasar el balón o dejar que sea Durant el que dirija las operaciones. Kevin tiene un físico de otra galaxia, que le permite machacar un contragolpe a cien por hora y, poco después, desactivar la defensa en zona con un triple digno del tirador más puro.

Así, de tres en tres, rompieron el partido los de Krzyzewski en el segundo cuarto (52-36, min 20). Hasta entonces habían defendido como ellos quieren –arriesgando en busca del robo rápido– y atacado como más les gusta –sin muchos pases y buscando enseguida el aro–, así que la aparición del acierto desde fuera completó un cóctel mortal para Francia. No había forma de resguardarse del temporal en un día, además, no demasiado afortunado para una selección gala a la que le cuesta centrarse. Comenzaron bien al mando de su base estrella. Parker está acostumbrado al ritmo NBA, así que sus cambios de ritmo cargaron de faltas al «USA Team». El ex de Longoria alimentaba a sus hombres altos, castigando lo que dicen los expertos que es el punto menos fuerte de los americanos. Aunque Kevin Love, el segundo de los dos únicos pívots que se ha llevado a Londres «coach K», se puso las botas tanto cerca como lejos de la canasta. Fue una buena ración de confianza para un hombre destinado a no ser muy protagonista, pero que pudo soltarse cuando el partido estaba resuelto con un periodo y medio por delante.

Hasta Anthony Davis, el «rookie», el Christian Laettner de este «Dream Team», disfrutó de la fiesta liderada por Durant y a la que el resto de estrellas asistieron sin forzar demasiado.