Crítica de cine

«Predators»: Monstruos perdidos

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Dirección: Nimrod Antal. Intérpretes: Adrien Brody, Topher Grace, Alice Braga, Lawrence Fishburne, Danny Trejo. EE UU, 10. Duración: 106 min. Ciencia-ficción.


Del clásico voraz de John McTiernan, un duelo en la alta sierra salpicado de sudor de jungla, casi nos hemos olvidado por culpa de una secuela menor, un cruce genético con el monstruo de Alien de infame recuerdo, y ahora una conjugación en plural que pone los pelos de punta por los motivos equivocados. Tras media película en que la línea de diálogo más pertinente –y más recurrente- es la pregunta «¿Qué demonios está ocurriendo aquí?», el que esto suscribe estuvo a punto de tirar la toalla y hacer mentalmente la lista de la compra. Lo disuadieron el tono susurrante del oscarizado Adrien Brody, que parece estar interpretando una obra de Shakespeare al aire libre sin darse cuenta de que no le llega ni a la suela del zapato al actual gobernador de California; Laurence Fishburne parodiando al maestro Morpheus; Topher Grace, el Venom de «Spiderman 3», haciendo de «mad doctor»; y la esperanza de que este despistado episodio de «Perdidos», en el que un heterogéneo grupo de desalmados es abducido para ser cazado por los depredadores de siempre en un planeta casi clavadito a la Tierra, ofreciera alguna persecución o alguna muerte creativas en su segunda mitad. De vanas esperanzas vive el hombre.