Educación

Cohete educativo

La Razón
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Una vez más se escucha el soniquete de la apuesta educativa. Que suena a eso: a soniquete, a eco, eco. El presidente de la Junta mostró su firme compromiso con la educación en su discurso de investidura, hace ya casi año y medio. Luego, la entonces consejera del ramo, Mar Moreno, propuso una alianza integral que no ha bajado del mundo de las ideas a los hechos; y ahora (el domingo pasado), Griñán, coincidiendo con el 30 aniversario de la universalización de este servicio público, lanza otra vez el cohete de un pacto que implique a partidos, padres, profesores y barrios.
Frente a las buenas intenciones y a las declaraciones de principios, hay datos objetivos que demuestran que el Gobierno andaluz – ni ninguno de los gobiernos que ha pisado La Moncloa– no ha acabado de tomarse en serio la educación. Los profesores necesitan un paraguas legal que les dote de autoridad, y ni lo tienen en la LEA ni hay una reforma seria en marcha para conseguirlo. Hace diez años, diez, que la Junta se comprometió a destinar el seis por ciento de su PIB a educación y ahora mismo no llega ni al cinco por ciento. El curso que iba a ser el de la apuesta educativa ha comenzado con 359 aulas prefabricadas, sólo 68 menos que en el anterior, y el abandono escolar prematuro se sitúa en el 36,8 por ciento, encabezando así el ránking nacional y doblando la media europea.
Sí hay un aspecto en el que Griñán tiene plenamente razón. «Los niños tienen que venir educados de casa», dijo en una entrevista a Cope. Los padres ciertamente tienen que llevar a sus hijos al colegio con los modales puestos, además de intentar transmitirles esa doctrina del esfuerzo hoy perdida y que Mozart resumió en una frase indignada: «Soy de aquellos que se proponen hacer hasta que no haya forma de hacer más». Pero lo demás, la dotación económica y los cambios normativos son responsabilidad de la Administración. Y en la medida que no se satisfagan, la Administración tendrá que reconocer su fracaso. Si es que alguien, aquí, se atreve a reconocer algo.