La nueva ofensiva marroquí en Ceuta un «regalo» para Mohamed VI

La concentración está convocada a las 18:30 horas con el propósito de celebrar el Iftar, la ruptura del ayuno de Ramadán, y posteriormente denunciar ante la frontera marroquí, siempre en territorio del país vecino, para protestar por el 595 aniversario de la «colonización», a manos de los portugueses, de Ceuta.

Aunque en la web del evento que contiene la red social Facebook ya eran a última hora de la tarde de ayer casi 1.200 personas las que daban por segura su asistencia y cerca de 300 las que la consideraban posible ir, el portavoz del Comité anexionista, Chaouki Mounaim, fue ayer realista en declaraciones a este periódico: «Esperamos la asistencia de unas 500 personas»,
calculó.
El grupo prevé que se reúnan en el Tarajal manifestantes procedentes de las principales ciudades del norte de Marruecos (Tánger, Tetuán, Alhucemas y Nador), aunque también ha cursado invitaciones a colectivos afines de capitales más alejadas como Rabat o Casablanca con la esperanza de que se desplacen aprovechando la festividad de la jornada y la «especial sensibilidad» que el colectivo musulmán, reconocen sus correligionarios ceutíes, muestra durante el Ramadán hacia este tipo de llamadas.

También se espera, aunque no se confirmará hasta hoy, que acudan a la cita representantes del Parlamento marroquí, así como alcaldes y concejales de diferentes localidades del país vecino. Mounaim aseguró ayer que el Comité «no está satisfecho» bloqueando los accesos a Melilla e insistió en que la Policía Nacional y los Gobiernos de España y Melilla tienen «la última palabra». «Si nos aseguran que no se volverá a vulnerar la dignidad de los ciudadanos marroquíes en la frontera nos iremos al minuto siguiente», aseguró. La dirección del Comité Nacional se reunirá el domingo en Tánger para decidir la «estrategia» de sus movilizaciones ante las ciudades españolas y si se extenderán o no a Ceuta los bloqueos comerciales que la noche pasada iniciaron en Melilla a pesar de que la situación de ambas es bien distinta: la primera carece de aduana comercial y sólo recibe del país vecino mercancías perecederas para el comercio irregular.