El personaje de la semana: Nadal

Roland Garros, Mermoz, Lindberg, Saint-Exupéry, Franco, Ruiz de Alda y tantos pioneros de la aviación llevando el correo postal desde Europa a América y cruzando la joroba de los Andes, fueron hombres corrientes pero con espíritu de sacrificio y superación. A Nadal le llaman monstruo y extraterrestre. No. No impresiona su palmarés que algún día habrá de rendir, sino que continúa siendo el chico que saluda a todo el mundo. Se ha esforzado desde niño hasta desarrollar el brazo izquierdo más potente que el derecho, elogia a los que acaba de derrotar, continúa con su novia y familia de siempre, y a quién no persiguen los odiosos paparazzi porque nunca hay noticias en su vida privada. Nadal, como corredor de fondo, compite contra sí mismo y por ello se ha quedado sin adversarios en la soledad del número uno. Es un ejemplo educativo enfrentado a la destrucción de nuestra enseñanza, que desconfía de la excelencia a la que se tiene por de derechas y elitista. Lo que no nos da la vida pública tenemos que encontrarlo en el deporte de alta competición, que es el pizarrón en donde debemos hacer nuestros deberes. Que aprenda más francés para el próximo chauvinista Roland Garros.