Literatura

Barcelona

Los inventos de Julio Verne

El Miba expone las creaciones retrofuturistas del movimiento «steampunk»

na moto ARX-4 del ruso Mikhail Smolyanov.
na moto ARX-4 del ruso Mikhail Smolyanov.larazon

Barcelona- El siglo XIX tuvo sus hallazgos. La revolución industrial propició inventos como la máquina de coser, la de escribir, la bicicleta, el ascensor, la aspirina, la cremallera, la novela negra, incluso la ciencia ficción. Escritores como Julio Verne o HG. Wells tomaron los hallazgos de la época y los proyectaron a un futuro probable, ya en el siglo XXI. Algunos se hicieron realidad, otros no dejaron de ser conjeturas fantásticas, pero todos ellos tenían un valor estético considerable. Hay que reconocerlo, no hay nada tan frío como lo digital, pero la tuerca, el cobre, el acero, las turbinas, eso sí estimula los sentidos y deja libre la imaginación. Al menos eso es lo que piensa el movimiento «steampunk» que desde los 80 toma las bases de los inventos de la revolución industrial y la época victoriana para imaginar un siglo XXI más civilizado y elegante.

26 creaciones
El Museo de Ideas e Inventos de Barcelona (Miba) descubre a los artistas que han hecho del retrofuturismo su fuente de inspiración y que han convertido a escritores como H.G. Wells o Julio Verne y personalidades como Thomas Edison o Nikola Tesla en referencia. La exposición «Futuros que nunca fueron» presenta 26 piezas de artistas, con obras que van de reproducciones de los famosos trípodes caminantes de «La guerra de los mundos», de Wells o las «ray gun», las pistolas de rayos que ya imaginara Verne. También se presentan ilustraciones de un Londres decimonónico con inverosímiles inventos o dibujos clásicos de la época a todo color que presentan los inicios del movimiento. «Los niños victorianos no tenían ordenadores, ni videojuegos, tenían pequeñas máquinas de vapor como juguetes. Eso despertó la imaginación fantástica de muchas generaciones, cuyas propias creaciones acabarían por influenciar a los artistas del XXI», explicó ayer Elisabet Roselló, comisaria de la exposición.

Entre los inventos reales reproducidos, la muestra incluye un radiómetro de Crookes, algo que parece a una copa de vino gigante, pero sin copa, y que sirve para crear vacíos. También hay una máquina de vapor de caldera vertical, o un prexinoscope, que es como el zoótropo, aparato antecedente al cinematógrafo actual, pero que parece una lámpara con dibujitos. «El movimiento empezó como algo literario y artístico, pero ha acabado por convertirse en un modo de entender la vida. Gente de 20 a 70 años se visten de época y defienden estas creaciones a muerte», aseguró Roselló, especialista en últimas tendencias artísticas.