Fotografía
Posturas establecidas
Aprincipios del siglo XX, Aby Warburg observó cómo a lo largo de la historia era posible observar la presencia de una serie de gestos que se repetían en las representaciones visuales. Pinturas y esculturas, con independencia de su contenido, ofrecían un catálogo limitado de actitudes y poses estereotipadas en las que se mostraba inconscientemente todo un sistema cultural. Hoy esas poses reveladoras siguen vigentes. Y operan sobre todo en el ámbito de la autorrepresentación de los individuos. Si uno echa una ligera ojeada a las fotografías de Facebook o de cualquiera de las redes sociales, se encontrará una serie de poses limitadas que se repiten constantemente. Las más sorprendentes sin duda son las gesticulaciones y poses pseudopornográficas de un gran número de adolescentes femeninas. No hay perfil de Facebook o Tuenti que no cuente con su típico beso con lengua (o el acercamiento libidinoso) entre amigas. Una «imagen epocal» que siempre va acompañado de una miradita seductora hacia la cámara. Y es que lo importante no es el beso, sino la conciencia de representación, el mirar a cámara para que la supuesta transgresión de la norma se haga efectiva. Una transgresión que, bien pensado, no es sino una afirmación de un sistema cultural regresivo en el que la mujer actúa como si fuese una fantasía masculina, mostrándose como objeto de deseo ante el ojo de un hombre, pues está claro que la cámara, aún hoy, en pleno siglo XXI, sigue siendo un objeto con un género claro y determinado. De nuevo, bajo las formas de la supuesta liberación nos volvemos a encontrar repetidos los mismos roles, las mismas actitudes, que afirman, una y otra vez, el orden establecido.
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