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ANÁLISIS: Se puede rescatar a Italia por Isabel Rodríguez Tejedo

La Razón
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–¿Qué puede suceder si finalmente Italia no hace bien los deberes y cae?
–Italia es, en tamaño, la tercera economía de la eurozona. Si se llegara a situaciones límite, el peso de la economía italiana podría caer como una losa sobre los hombros de la maltrecha eurozona. La deuda italiana, aproximadamente el 120% del PIB nacional, es parte del problema, pero ni siquiera es la más importante. Como en el caso de España, lo preocupante es la escasa capacidad de crecimiento a medio y largo plazo. Un rescate directo sería difícil, y parece que las recientes políticas de inyección de liquidez por parte del Banco Central no van a sostenerse en el tiempo.

–¿Cree necesaria la recapitalización de los bancos?
–La recapitalización se plantea como un elemento en una estrategia más compleja. Si los bancos han de hacerse cargo de parte del peso, la recapitalización sería una manera de intentar garantizar la solvencia del proceso.

–¿La ampliación del fondo de rescate será suficiente para calmar los mercados?
–Los ataques de los mercados están basados en aspectos concretos y objetivos, sobre los que se puede incidir, pero también tienen un componente irracional. Es difícil a veces separar los unos de los otros, y más aún pronosticar si las acciones destinadas a «parchear» problemas objetivos servirán para aplacar a los mercados.

–¿Qué efectos conlleva el devaluar deuda soberana?
–Con una quita significativa, los inversores que tengan en su cartera deuda soberana del país verán cómo el valor del activo se reduce. Al caer éste por debajo del valor contable, los bancos (grandes tenedores de esta deuda) podrían necesitar mayores recapitalizaciones. No olvidemos, además, que la deuda emitida por los gobiernos es tradicionalmente una inversión segura, por lo que se producirían pérdidas de valor en activos considerados relativamente seguros.

–¿La UE se ha olvidado de tomar medidas para estimular el crecimiento?
–Las medidas de estímulo fiscal como las que vimos en momentos anteriores de la crisis son en general incompatibles con los objetivos marcados de control de déficit. Para entendernos, es difícil aunar el gastar más con el ahorrar. Ciertamente hay otras maneras, menos claras y con menos impacto a corto plazo, para estimular el crecimiento. Ni son fáciles de diseñar, ni suelen contar con un apoyo popular tan extendido como las medidas directas. La cara política de la crisis se hace notar aquí, como en otros aspectos, de forma significativa.

 

Isabel Rodríguez Tejedo
Prof. de Economía de la Univ. de Navarra