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El PP avalista

La Razón
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Felipe González tenía gestos de agradecimiento para la oposición constructiva porque le convenía y era mucho más «largo» que Zapatero. La actual dirigencia socialista, y más en fase terminal, no da ni los buenos días cuando le tiendes la mano. Se supone que entre civilizados los asuntos nacionales convergen en consensos, pero si para el PSOE es un asunto de Estado aislar como apestado al Partido Popular condenándole a gobernar solo por mayoría absoluta, la ayuda comprensiva de la Oposición equivale a meter la mano en las fauces del cocodrilo lagrimeante.

Rubalcaba pide colaboración a Rajoy antes de insultarle en un mitin y propalar sedicentemente que el PP estuvo en la trastienda del descontrol de los controladores. El Gobierno se tiró desde el trampolín a una piscina sin agua y ahora necesita más tiempo de alarma para llenarla. El PP se equivocará si le da más cuerda a Rubalcaba y Blanco para que ordenen el tráfico aéreo que han dislocado. La trampa para osos es que se ha exacerbado la inquina contra los controladores como únicos responsables de una larga incuria gubernamental, y la ira de los viajeros navideños sin vuelo no se dirigiría contra AENA, la bruja administrativa de éste mal cuento. Prorrogar el Estado de Alarma es el fracaso de Zapatero y no se va a entender por qué lo tiene que avalar Rajoy. El PSOE cree que el PP es Santa Bárbara y sólo se acuerda de él cuando truena para luego olvidarse de la política de Estado y regresar al sectarismo más roñoso. Que José Blanco, quién vuelve a ser «Pepiño», se saque los controladores de sus bolsillos.