Asturias
Caballero del imperio británico
Les conté el domingo el encuentro con Philip Tracey, el creador de los más bellos sombreros, pamelas o tocados que se llevan por el mundo. También dije que demostró una exquisita educación en el acto que conmemoraba el décimo aniversario del establecimiento de Reyes Hellín, distribuidora en toda España de los diseños del británico. Por eso a la casa de Reyes, en la calle San Vicente de Sevilla, peregrinan casi todas las señoras elegantes para escoger tocados. El acto se abrió con unas palabras de agradecimiento de Reyes, a continuación hice la presentación, y posteriormente un coloquio con el creador. En un momento intervine en el mismo y le dije a Philip que le iba a hacer la pregunta perversa: «Diseñó los sombreros de las princesas de York en la boda de su primo el príncipe Guillermo, una vez colocados, ¿qué le parecieron las hijas de Sara Ferguson?». Philip contestó: «Primeramente, las princesas son muy atrevidas y con esa idea diseñé sus sombreros, pero por encima de todo, cualquier miembro de la Familia Real inglesa siempre me parece, como a todos los británicos de bien, que van estupendas». Pedí un aplauso para la respuesta, que demuestra el afecto y el apoyo que la mayoría del pueblo tiene por la corona británica. Le dije que había sido una gran lección la que nos había dado, que en España estamos esperando ver en algún acto a la princesa de Asturias y a las infantas para ponerlas verdes. Tracy contó que en los ambientes de los grandes diseñadores internacionales, Doña Letizia es considerada como una mujer muy elegante, afirmó que a él le pareció que en la boda británica, no solamente iba elegantísima, sino que además muy acertada con la ceremonia y la hora. Aconsejado por la Duquesa de Cornualles, visitó el Alcázar, la Catedral, la Giralda y añadió el museo taurino. No faltó el flamenco y comió estupendamente en «La bulla», un nuevo local que está arrasando. El lunes, antes de marchar a Inglaterra, pidió, como todos los grandes del diseño que vienen a Sevilla, visitar los talleres de la gran Lina. Lo dicho, un auténtico caballero del imperio británico.
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