Debate Estado Nación

Antihéroe Rubalcaba

La Razón
La RazónLa Razón

Ni achatarrar a ETA ni pactar de tú a tú. La villanía del caso Troitiño, en el plano político y judicial, prueba que el PSOE y una parte de los aparatos del Estado apuestan por el arreglo, una suerte de chapucero apaño que supone la quiebra de la democracia. Era cuestión de tiempo. Los síntomas que afloran son calcados a los ya aparecidos tiempo atrás con el matarife Iñaki de Juana o el asesino en masa Josu Ternera. Y al otro lado asoma un hecho palmario: los socialistas no quieren a una ETA derrotada.

Asistimos a una siniestra partida de ajedrez que Zapatero y Rubalcaba se atreven vilmente a jugar con quienes han segado vidas a centenares de compatriotas y han arruinado familias a miles. Y escuchamos de nuevo el raca-raca cansino de quienes asoman la cabeza, como buenos siervos del socialismo, para justificar punto por punto los atropellos perpetrados o amparados desde Ferraz, también los que mancillan la lucha antiterrorista. Ahora ante la infame fuga de Troitiño, los mariachis del ministro del Interior le niegan al Partido Popular el ejercicio legítimo del control del poder. Repiten como loros que Rajoy regresa a la crispación incluso cuando no la necesita. Cacarean que la oposición debe demostrar altura de miras de una vez por todas.

Pincha en hueso la señora Valenciano cuando de forma rastrera acusa al PP de engordar a ETA, de actuar como caja de resonancia de los pistoleros y de convertir a Rubalcaba en héroe. No son héroes, sino villanos, quienes alientan estrategias que pueden terminar en colaboración con la banda armada, o en revelación de secretos, o en graves negligencias o en imprudencias inexcusables de los tribunales de justicia. No son héroes, doña Elena, son villanos.