España
Castigados sin vacaciones
La mitad de los españoles se quedará este verano en casa por culpa de la crisis económica y el paro
Madrid- La llegada del verano, tradicionalmente sinónimo de buen tiempo, descanso y disfrute, no es siempre una buena noticia para todos. La difícil situación económica que atraviesan millones de familias en España hace que el periodo estival se convirtiera en una fuente de preocupaciones y desasosiego para aquellos que no pueden permitirse irse de vacaciones, y que son muchos en nuestro país. De hecho, la mitad de los españoles se apretará el cinturón por la crisis y optará por disfrutar de sus vacaciones sin salir de casa, fundamentalmente por motivos económicos, según un estudio realizado por la web trabajando.es.
Sin alternativas
Dentro de ese colectivo, resulta especialmente preocupante la situación de aquellos a los que la lacra del desempleo ha dejado sin alternativas a la hora de disfrutar del descanso veraniego. Este bien podría ser el caso de alguna de las 4.121.801 personas que se encuentran actualmente en el paro, según los últimos datos del Ministerio de Trabajo e Inmigración. Familias como la de Silvia que, dada su precaria situación económica, ni se plantean salir de vacaciones. Ella tiene 36 años, es madre de tres hijos de 8, 6 y 3 años. Y su esposo, «un viva la virgen», según le describe, no vive con ellos desde marzo. Desde enero, cada mañana se levanta para buscar un empleo que no llega. Vive de llamadas esporádicas que le ofrecen trabajar como camarera de tanto en tanto, pero reconoce que no llega a fin de mes. Es su madre, funcionaria, la que le echa una mano. El caso de la familia de Silvia es uno más de los 514.000 españoles que viven sin ningún tipo de ingreso en España, un 50 por ciento más que al inicio de la crisis. Según el INE, el 3 por ciento de los hogares españoles vive casi en la indigencia, sin pensión ni ayudas estatales.
Hace menos de un año, a Javier, José María y Sofía no les faltaba de nada. Vivían a escasas paradas en metro del centro de la capital y sus progenitores ingresaban unos 3.000 euros cada mes. Ahora cambian las actividades extraescolares por carreras entre las montañas de La Pedriza. Viven en una pequeño piso de Manzanares el Real por el que Silvia ha conseguido pagar tan sólo 450 euros: «Su dueña comprendió mi situación y me rebajó 100 euros el alquiler». En este municipio de más de 7.000 habitantes viven sus familiares. Cerca de ellos era más fácil sobrellevar la difícil situación. Sobre todo si la compartes.
Resignados y deprimidos
Su hermano Marco, de 35 años, vive en el mismo bloque y lleva casi tres años sin empleo. Es electricista, pero «puedo ser lo que necesites», explica resignado ante la falta de expectativas. Reconoce que cada mañana se levanta deprimido. Su esposa, Verónica, auxiliar de geriatría, sólo tenía una única preocupación. Se llama Rocío y tiene 20 meses. Sin embargo, hace dos meses que también tuvo que inscribirse en las listas del INEM. En estas circunstancias, plantearse unas vacaciones es una quimera. De hecho, un estudio elaborado por Funcas revela que la mitad de los españoles nunca ha salido fuera de España, fundamentalmente por motivos económicos. Es más, un 15 por ciento nunca ha traspasado las fronteras de su comunidad autónoma.
Gema y su marido tienen dos hijos y tampoco encuentran trabajo. Ella, a sus 41 años lleva año y medio desempleada y ya ha renunciado a lograr un empleo de administrativa: «Ya no puedo permitirme seleccionar. Él, de 46, es conductor y lleva tres años en el INEM. El subsidio de 426 euros les da para pagar la hipoteca y comer, que no es poco. La tensión con la que viven esta situación a veces se vuelve contra ellos. «Siempre pagas las cosas con los que tienes al lado, aunque no tengan culpa ninguna. El trabajo te realiza como persona y no poder encontrar uno te hace sentir inútil», lamenta Gema. «Sólo llaman a los que no cobran el subsidio para rebajar las cifras de paro», explica Gema. Lo peor es que las perspectivas no son buenas, y con la llegada del verano, toca afrontar la dura realidad. Con subsidios de desempleo que apenas dan para que viva una familia –en ocasiones ni eso, ya que muchos ya no cobran el paro–, dependientes de la ayuda de familiares y amigos y llegando a duras a penas a final de mes, la posibilidad de darse el capricho de unas vacaciones veraniegas fuera de casa ni pasa por la mente de millones de familias españolas.
EN PRIMERA PERSONA
Ángela y Sergio han tenido que madurar rápidamente. A sus casi 20 años han tenido que enfrentarse a un embarazo de gemelas, al desempleo y al rechazo familiar. La pareja ha encontrado un hogar en el barrio madrileño de Moratalaz, en casa del padre de ella, del que nunca esperaban obtener apoyo. Ella quedó encinta sin buscarlo y la primera respuesta de su madre fue echarla de casa. Sergio se resiste a seguir así y no para de buscar trabajo «de lo que sea» y espera que le salga algo. La desesperación les llevó a plantearse abortar. Ángela decidió ir a una clínica para abortar, pero al llegar allí fue incapaz de hacerlo. «Estaba de cinco meses y no podía permitir que se cometiera un asesinato. Gracias a RedMadre estamos más tranquilos porque nos han dicho que a nuestras hijas no les va a faltar alimento», dice.
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