Crisis en el PSOE

Distancias cortas

La Razón
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Pocos políticos cuentan con tanta ventaja como Ruiz-Gallardón, capaz de reunir a dos ex presidentes de Gobierno que se respetan, pero se quieren poco, como Felipe González y José María Aznar. Y, acto institucional obliga, no se pusieron el mono de mitin y sí el de estadistas que fueron, recordando lo que en la refriega política, incluso a ellos, no es pertinente decir aunque sea la verdad: España, en los tiempos de la transición, y los que vivieron después, es una referencia para muchos países que aún después de tanto tiempo miran embobados ese proceso político gracias al cual estamos hoy al borde de la depresión. Gallardón, una vez más, consiguió lo que quería: ser del PP sin tener que ser un «hooligan» anti PSOE, la postura sensata y saludable. En clave local, los candidatos hicieron lo que se esperaba: ir a la Pradera de San Isidro. Ruiz-Gallardón fue el más tempranero -a las 8:30 que ni puestos había para comprar- Le incomodan las masas, prefiere las distancias cortas. No vive de besos, vive de hechos. Más cercana, Esperanza Aguirre. Vestida de chulapa con tonos «PP» blanco y «azul bebé» para que me entiendan, le encanta que le toquen, que le besen y que le canten, como sucedió ayer, con chotis incluido. Domina las distancias cortas y las largas. Los candidatos socialistas, en su línea. Para mí que con Lissavetzky vamos a perder a un buen secretario de Estado para el deporte para ganar un líder de la oposición que durará un cuarto de hora. ¿O no?