Lenguaje

Ellos adolescentes por Paloma Pedrero

La Razón
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Mientras las chicas se inundan de estrógeno en la adolescencia, ellos cabalgan enloquecidos por las grandes dosis de testosterona que aportan sus testículos. Mientras el estrógeno es una hormona que dispara los interruptores del cerebro para hablar más, relacionarse intensamente con las amigas, pensar en los chicos, mirarse al espejo continuamente y ponerse tensas y emotivas cada dos por tres, la testosterona lo que hace en el seso masculino es inhibir la conversación y hacer perder el interés por las relaciones sociales, salvo todo lo que tenga que ver con el deporte o el sexo. Así que seguimos desencontrados. Ellas con una necesidad loca por abrir su corazón, ellos con una necesidad tormentosa por las partes del cuerpo de ambos. Sí, los chicos, se consumen en fantasías sexuales día y noche. Cuenta la doctora Brizendine que en un estudio que realizó entre jovenzuelos hizo a los chicos la siguiente pregunta: ¿cómo os gustan más las chicas con poco o con mucho pelo? Los chicos afirmaron sin dudarlo "nada de vello púbico". Del cabello ni palabra. Sí, los chavales arden en deseo sexual y se pasan el tiempo masturbándose. Es tanto su ardor que creen que los otros, especialmente los mayores, leerán en su frente lo que hacen a solas. Entonces se sienten avergonzados y prefieren aislarse de los adultos. Los chavalitos más sensibles y románticos llegan a enamorarse perdidamente y viven, al lado de su amada, en un estado de erección continua. Ese es el juego, ella, enamorada también y llena de oxitocina, espera contarle a él su vida, sus emociones, sus sensaciones. Espera que él tenga respuesta para todo eso, que sus charlas sean hondas e interminables. Imposible misión. Es el momento de aprender a pactar. Así hasta el infinito.