Empate a nada entre Levante y Zaragoza (0-0)

Si hubiera justicia en el fútbol, la directiva del Levante devolvería el dinero de las entradas a los casi doce mil espectadores que se reunieron ayer en el estadio Ciutat de València. Pagaron por ver un espectáculo, pero acabaron presenciando un simulacro de partido de fútbol entre dos equipos, Levante y Zaragoza, completamente inoperantes. Seguro que todos ellos tenían muchas mejores cosas que hacer antes que ver lo que vieron. Y encima, llegaron tarde a cenar.
Empezó bien el Levante la temporada, con aires de «Champions League», pero se está desinflando poco a poco, aunque se mantiene arriba. Normal teniendo en cuenta el potencial del equipo de Juan Ignacio Martínez, que estaba rindiendo muy por encima de sus posibilidades. Pero peor está su oponente de ayer, el Zaragoza, hundido en la última posición y al que Manolo Jiménez tampoco acaba de encontrar el punto.
Al partido le faltó de todo. Le faltó vistosidad. Le faltó ritmo. Le faltó juego. Y, lo que es más importante, le faltaron ocasiones. La única, en los noventa minutos, llegó ya en la recta final del choque y fue del Zaragoza. Helder Postiga disparó a portería, circunstancia no baladí en un espectáculo como el de ayer, cuando pisaba el área, pero el balón se marchó ligeramente desviado, rozando el palo de la portería de Munúa.
El punto logrado no sirve a ninguno de los dos conjuntos, aunque más al Levante, que vive con muchas menos urgencias que el Zaragoza. Malos tiempos para la «pilarica».