Zaragoza
OPINIÓN: La Laia
La ramplonería antirreligiosa del Ayuntamiento barcelonés es proverbial. Fieles a la vieja táctica de la legislación masónica o radical que aparece en Francia y en México a comienzos de siglo quieren, si no hacer desaparecer la religión, limitar al menos su presencia en la vida pública.
Responde al dictado de la política de los socialistas. Veamos, por ejemplo, las órdenes de la ministra de Defensa, Carme Chacón, con respecto a las ceremonias religiosas en las Fuerzas Armadas, el laicismo en la Enseñanza consagrada en el Estatut, prohibir la objeción de conciencia respecto al aborto en la Sanidad y expulsar lo religioso de la vía pública.
Esto último en España, país de procesiones, es difícil, pero entonces procuran sacar todo contenido religioso a las celebraciones que tienen como origen, precisamente, una festividad religiosa. Tal es lo que sucede con las fiestas de la Virgen o Mare de Déu de la Mercè, denominadas como «Mercè» seguido del año, como si se tratara de una pescadera.
Ahora, tenemos un ridículo mayor con la «Laia 2011» para designar las conmemoraciones de Santa Eulàlia. Esa Laia está simbolizada por un ninot de niña con gafas.
Luego nos quejamos de que se burlen de nosotros, pero se imaginan en Zaragoza celebrar las fiesta de «Pilarica 2011» o en Alicante las fiestas de «Perico». Claro que, qué se puede esperar de una ciudad que saca de su nomenclátor el nombre de un mecenas como el Marqués de Comillas y lo sustituye por el de una mente criminal como el de Ferrer Guardia.
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