Estados Unidos

El campo de batalla se llama Ohio por Andy Vance

Dejando España (I)
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Ohio decidirá el resultado de las presidenciales de 2012, y a sólo tres días de los comicios, las encuestas vaticinan un empate técnico. El 6 de noviembre, el electorado de Ohio decidirá probablemente el sentido de los comicios presidenciales más reñidos desde 1976. Ningún republicano se ha hecho con la Casa Blanca sin ganar en este estado, como ya sabe esencialmente todo iniciado en política. Ohio es el oráculo clásico, que lleva eligiendo al ganador presidencial desde 1964. La última vez que los votantes «se equivocaron» con el ganador de los comicios fue en 1960, cuando se alinearon con Richard Nixon en lugar de con John F. Kennedy. Lo más cerca que se ha estado del actual empate electoral, sin embargo, se produjo hace cuatro elecciones, cuando el ex gobernador de Georgia, Jimmy Carter, superó al presidente, Gerald R. Ford, por 11.116 votos. Los 25 votos de Ohio no fueron el factor que decidió las elecciones, pero si se hubieran decantado por el entonces inquilino de la Casa Blanca, Ford se habría quedado a siete votos de la reelección. Volviendo al presente, para entender la clave de una hipotética victoria de Romney, es imprescindible comprender la distribución geopolítica de Ohio. Con 11,5 millones de habitantes, es el séptimo estado más poblado del país; al mismo tiempo, más del 50% del terreno del estado se considera explotación agraria, y la agricultura es el principal sector de producción del estado.

En el mapa nacional, gran parte del país –los llamados «estados dominantes»– aparecen en rojo, indicando el apoyo a los candidatos republicanos. De igual forma, la gran mayoría de los condados de Ohio se han pintado de rojo las tres últimas elecciones. En 2008, el presidente Obama sólo ganó en 22 de los 88 condados de Ohio, y John Kerry se hizo con todavía menos en su enfrentamiento de 2004 contra George W. Bush. El «Bush contra Kerry» fue mucho más reñido que el «Obama contra McCain», justamente a causa de la división entre los cascos urbanos y la regiones rurales. En los últimos días de campaña de 2004, el equipo republicano supo que el presidente Bush iba a perder en los centros urbanos de Ohio por unos 100.000 votos.

Los últimos datos sugieren que Romney se acerca mucho más a las cifras de Bush en las regiones rurales que McCain. Los sondeos del 16 de octubre concluyen que los votantes indecisos de las regiones rurales prefieren a Romney antes que a Obama por un margen de 22 puntos, 59% frente a 37%. En un sondeo parecido realizado antes del primer debate, Romney ganaba a Obama en esa franja demográfica por 14 enteros, 54% frente a 40%.

«Somos testigos de un importante cambio favorable a Romney entre estos votantes, y eso explica en gran medida el empate de la campaña presidencial», afirma Dee Davis, responsable del Centro para Estrategias Rurales. Teniendo en cuenta que Obama ganó en Ohio con un 52% frente al 47% en 2008, Romney tiene que acercarse, o superar, el 60% del voto en los condados rurales para poder ganar. La campaña de Romney es consciente y se centra en conquistar a este electorado. Si éste es el «filón» del republicano, la clave para Obama pasa por el votante desganado. Con la probable excepción del conservador Hamilton County (Cincinnati), el votante urbano no va a desentenderse súbitamente del presidente, en cifras masivas por lo menos. Lo que puede hacer, no obstante, es simplemente quedarse en casa. «El votante desganado es la clave de la campaña Obama», destaca el analista político de WBNS-TV Jim Heath. «Jóvenes, afroamericanos y solteras. Si pierden su entusiasmo por el presidente y no votan, Romney y el votante del Tea Party triunfan en el estado. Los demócratas tienen el apoyo de los sindicatos, pero si el votante desganado no se moviliza, no va a servir de nada».
Al igual que la campaña de Romney, la de Obama ha hecho mucha propaganda en Ohio –desde junio, presidente, primera dama y vicepresidente han visitado el estado en 32 ocasiones–.
Aunque Romney ha incrementado el número de intervenciones electorales en los municipios rurales más pequeños, los demócratas han mantenido su hincapié en los bloques electorales urbanos, celebrando mítines en ciudades clave y campus universitarios. A la hora de echar cuentas, sin embargo, hay señales de alarma para Obama. Según los datos más recientes de la consultora demócrata Public Policy Polling, Obama aventaja a Romney por un solo punto, 49 frente a 48%. «Las elecciones se reducen cada vez más a hombres contra mujeres y negros contra blancos», explica Heath. «Los caballeros prefieren a Romney 57%, frente a 41%; los blancos, a Romney 55% frente a 42%; la fortaleza de Obama reside en las mujeres, los afroamericanos y los jóvenes».

El éxito de Romney se apoyaría en su capacidad de generar un claro entusiasmo en los condados tradicionalmente conservadores de Ohio. Una simple victoria en las zonas rurales no servirá, ya que necesita una elevada participación en esas zonas rurales y un margen de casi el 60% para la victoria. Por su parte, y para conservar su ventaja en el estado, Obama necesita transmitir el ánimo suficiente a unos votantes que no son los que tradicionalmente más participan. A día de hoy, los comicios aún pueden ser del presidente, pero hay una tendencia a favor de Romney y la campaña de Ohio se disputará hasta el último voto.