Historia

Barcelona

Multiplicando por cero

La Razón
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«Multiplicando por cero», supone incitarte a la desaparición. Durante la Transición el ministro de UCD, Clavero Arévalo, vendía café para todos o la tabla de quesos. La gran equivocación de entonces fue el Estado autonómico, pero la clase política de cualquier peaje estaba dispuesta a correr lo necesario para huir del centralismo franquista (¿o francés?).
Se admitió que Cataluña, País Vasco y Galicia, habrían de recuperar lo que truncó la Guerra Civil. Pero hubo miedo a que esas autonomías agraviaran al resto de España, y nos multiplicamos por 17, llegando al dislate de dividir las dos Castillas y autonomizar Madrid, a la que hubo que inventar bandera e himno. Ya las preautonomías afloraron ansias espurias de poder, y no tuvimos descentralización sino reinos de Taifas que abren Embajadas y solapan al Gobierno central.
El presidente ha empujado este giro centrípeto con el nuevo Estatut Catalá que no querían ni los catalanes, la geometría variable que alzaprima los nacionalismos, y los deseos de los demás socios de llegar tan lejos como Barcelona.
Ya se nos advirtió de que las autonomías eran muy caras y la crisis nos hace ver que son una catarata de desorganización, despilfarro y corrupción. Probablemente son irreversibles, pero ahí está Alemania recortando tareas a los «landers». Una casaca de retales se acaba deshilachando porque las telas más fuertes tiran de las débiles, y en manos del PSOE y el PP está hacer otra Loapa sin uniforme de fondo, o nos estaremos multiplicando por cero.