Cataluña

El Síndic se pone como ejemplo de austeridad

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BARCELONA- Lejos de expresar algún tipo de autocrítica por haber gastado 156.000 euros en dos años viajando por todo el mundo, el Síndic de Greuges, Rafael Ribó, se puso ayer como ejemplo de austeridad respecto al resto de instituciones públicas por las restricciones presupuestarias que ha asumido. Ribó compareció en el Parlament a petición propia para rendir cuentas de su frenética activad internacional en los dos últimos años, un tiempo en el que ha protagonizado 40 viajes, muchos de ellos acompañado por asesores, algo que definió como «lo más habitual del mundo». «La actividad internacional son viajes, sí, pero no para poner una toalla en la playa y tomarse un daiquiri», dijo.

El Síndic afrontó la comparecencia con tono beligerante, criticando la línea editorial de los periódicos que han cuestionado la oportunidad de sus viajes y buscando la complicidad de los partidos catalanistas, ya que, en todo momento, quiso equiparar a sus críticos con los que quieren atacar el autogobierno de la Generalitat. La estrategia surtió efecto, puesto que obtuvo el apoyo de todas las formaciones a su tarea, salvo el del PP, que, se preguntó: «¿Tantos viajes en dos años están justificados?».

El portavoz parlamentario de los populares, Enric Millo, pidió detalles de los gastos de cada uno de los viajes de Ribó, pero no los obtuvo. También le censuró por actuar como una suerte de dirigente internacional en vez de como Síndic de Greuges (en definitiva, el Defensor del Pueblo autonómico). «No sabía si estaba escuchando al Síndic o al secretario general de la ONU», ironizó Millo en su turno después de escuchar las profusas explicaciones de Ribó sobre sus órdenes del día en destinos como Moncton (Canadá), Cartagena de Indias (Colombia) y Bermudas.

Ribó se refugió al amparo de la Ley del Síndic y del Estatut de Autonomía para justificar sus desplazamientos internacionales, muchos de los cuales ha realizado, subrayó, en calidad de presidente del capítulo europeo del Instituto Internacional de Ombudsmen (IOI). Tras citar los artículos que dan cobertura a su actividad internacional, el Síndic detalló los días que ha estado de viaje en los últimos años: 34 en 2010 y 39 en 2011. Este año, explicó, lleva 6. En cualquier caso, el Síndic piensa abandonar su responsabilidad en el IOI cuando concluya su mandato en noviembre.

A continuación, explicó las reducciones que ha experimentado su presupuesto (un 21,5 por ciento en dos años), su propio sueldo (un 22 por ciento desde que comenzó la crisis) e incluso subrayó que ha renunciado a su coche oficial. Millo se lo tomó con sarcasmo: «Usted el coche oficial no lo necesita, le basta con un taxi para ir al aeropuerto».

Ribó teatralizó con «la sorpresa» que le producen las críticas del PP, que acabó pidiendo su dimisión, porque durante su trayectoria siempre ha recibido el respaldo a su actividad. Lamentó, además, que la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, no haya hecho lo suficiente para reunirse con él, ya que esto le ha impedido trasladarle todas las explicaciones sobre sus viajes.

Mientras, el resto de partidos evitó cuestionar los viajes del Síndic, el PP se mostró partidario de modificar la fiscalización de las cuentas de este organismo para tener más detalles de su actividad. La comparecencia concluyó con un agrio intercambio entre Ribó y Millo, que se siguió preguntando «qué beneficio obtienen los catalanes de sus viajes» y acabó diciendo que quizá acabará siendo necesario otro Síndic para examinar los abusos de derecho de Ribó.